Renatto Bautista
El amor imposible que cambió la historia
El archiduque Francisco Fernando y la duquesa Sofía de Chotek

Quienes amamos la historia universal recordamos con pesar el 28 de junio de 1914, cuando en la ciudad de Sarajevo, capital de Bosnia y Herzegovina, fueron asesinados el archiduque Francisco Fernando (1863-1914), heredero del Imperio Austrohúngaro y sobrino del entonces longevo emperador Francisco José I, y su esposa, Sofía Chotek (1868-1914), duquesa de Hohenberg. Este magnicidio desencadenó la Primera Guerra Mundial (1914-1918), conflicto que marcó el fin de históricas monarquías como la de los Habsburgo en Austria-Hungría, los Hohenzollern en Alemania, los Romanov en Rusia y los Osmanlíes en Turquía.
Volviendo al tema central: el amor. El matrimonio entre Francisco Fernando y Sofía de Chotek fue polémico para su época. Él era un Habsburgo, miembro de una dinastía que imponía estrictas normas matrimoniales. El estatuto de la casa real establecía que el archiduque no podía casarse con una aristócrata que no perteneciera a una casa reinante. Los Chotek eran una familia noble checa, pero sin historia real en ningún trono europeo. Por eso, el emperador Francisco José I (1830-1916) se opuso inicialmente a esta unión, aunque finalmente la permitió bajo la condición de que fuese un matrimonio morganático. Eso significaba que sus hijos no tendrían derechos sucesorios. Así fue: Sofía, Maximiliano y Ernesto llevaron el apellido Hohenberg, no Habsburgo.
Lo cierto es que el amor entre Francisco Fernando y Sofía superó la rigurosa normativa de la casi milenaria dinastía Habsburgo. Lamentablemente, este matrimonio, que desafiaba al sistema por amor, terminó de forma trágica. Durante una visita oficial a Sarajevo, el terrorista serbio Gavrilo Princip asesinó a quemarropa al archiduque y a su esposa. Los Balcanes, entonces como ahora, eran un polvorín en Europa.
Tras la muerte de Francisco Fernando, el nuevo heredero fue el archiduque Carlos (1887-1922), quien reinaría como el último emperador de Austria-Hungría desde el 21 de noviembre de 1916 hasta el 11 de noviembre de 1918, bajo el nombre de Carlos I. Hoy se le conoce como el Beato Carlos de Austria, título otorgado por el Papa San Juan Pablo II.
Indudablemente, estamos —como en 1914— en una época convulsa. Veremos cómo termina el siglo XXI.
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