Favio Leon
El dato no mata al relato
Para explicar los fenómenos sociales

Uno de los argumentos que frecuentemente se usan para contrarrestar la narrativa antisistema, es aquel que se sustenta en datos más que en el relato. Apelar a la estadística para refutar la prédica socialista puede ser un buen argumento, pero de ninguna manera suficiente para una sólida defensa de una economía de mercado.
La comprensión o explicación de los fenómenos sociales, definidos como esencialmente complejos, no debe soslayar los verdaderos móviles de la acción humana: las ideas. Son las ideas las que guían siempre la conducta de los hombres. Los juicios de valor son concernientes al del individuo, a la opinión pública o a la de los electores.
Si bien es cierto que los indicadores sobre el Perú muestran el progreso sostenido que ha tenido el país en las últimas décadas, ya sea desde el punto de vista económico o a nivel institucional, todavía siguen vigentes una serie de mitos y prejuicios frente a la economía de mercado (como uno de las grandes obstáculos al desarrollo en este siglo), que forman parte del relato colectivista en sus diferentes variantes. Y que deben ser contestados.
Elecciones, un detonante comunista
Las elecciones del 2021 en nuestro país han visibilizado los retos que a nivel de las ideas aún siguen pendientes por discutir y convencer. Frases como que “la riqueza del rico es la pobreza del pobre”, más conocida como el dogma de Montaigne –a pesar de haber sido contestada de manera irrefutable hace muchas décadas–, siguen perennes en las aulas universitarias, irradiándose desde allí a la opinión pública.
El cuestionamiento al libre comercio “porque afecta a la producción nacional” es motivo para otra batalla que no se debe descuidar. Este argumento engañosamente se ha enarbolado buscando los plácemes de un sector de la propia clase empresarial que, sin querer, termina empatizando temporalmente con los propios verdugos del mercado.
A pesar de los elocuentes aportes de Adam Smith y su arremetida frente al mercantilismo, o la sátira del liberal Bastiat en favor del libre comercio en La petición de los fabricantes de velas, en donde se burla de los industriales franceses productores de velas –que exigían protección del gobierno por la competencia del sol– el libre comercio sigue presentándose como una condición en tela de juicio.
Pero lo más grave es la solución que se plantea para atacar el flagelo de la corrupción. En realidad, no se ha entendido que a más poder discrecional de decisión del burócrata de turno, mayores son los incentivos para la corrupción. El fortalecimiento de la intervención del Estado en la economía y el aumento de mayores competencias al Ejecutivo, no solo garantiza más corrupción, sino que además genera las bases de una sociedad totalitaria.
Estas son solo algunas de las ideas que siguen circulando con bastante éxito en la opinión pública peruana, y que deben ser rebatidas. Por ello, el dato no es suficiente para vencer la narrativa colectivista. El relato socialista solamente será vencido exponiendo articuladamente las bondades de la economía de mercado y el Estado de derecho. No despreciemos el poder de las ideas, no hay nada más prioritario que la discusión a nivel intelectual.
Si la mayoría de la gente está dominada por la prédica socialista, lo único que cabe hacer es cambiar esas malas ideas por las buenas ideas. Buenas ideas que expongan los beneficios que el respeto a las libertades ha producido como base para el funcionamiento del mercado, con impacto comprobado en un país como el Perú. Y una potente capacidad de mirar el desarrollo nacional sobre una firme línea de tiempo, mucho más allá del temido y frágil mediano plazo.
¡Por ello podemos decir que el dato no mata el relato!
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