Jorge Morelli

El botín

“Nacionalizar” para tener el monopolio de los recursos naturales

El botín
Jorge Morelli
11 de mayo del 2021


Las comunidades ayacuchanas y los profesores de Huamanga quieren la propiedad de los recursos del subsuelo para las comunidades. Algo similar a lo que hace Estados Unidos. Solo que, desde Roma, a ningún Estado del planeta –salvo la
rara avis del ensayo de la república diseñada a la escala de Norteamérica– se le ha ocurrido renunciar a la propiedad de los recursos naturales bajo su territorio. El ejemplo de Estados Unidos no ha sido seguido hasta hoy en ninguna parte. 

Tampoco el Estado peruano va a renunciar a la propiedad de los recursos naturales, desde luego. Todas las tiendas políticas del espectro peruano, sin excepción, dan por sobreentendido que el Estado es el dueño de los recursos y así lo establece la Constitución, dogma que no ha merecido hasta la fecha ni siquiera un verdadero debate público. 

Muy por el contrario, la candidatura de la dupla radical Castillo/Cerrón se propone hoy, como se sabe, “nacionalizar” los recursos naturales. Es decir, más control de los recursos por el Estado, no menos. Nadie sabe a qué se refiere lo de “nacionalizar”, pero al parecer lo que quisieran es retirar a las empresas extranjeras la concesión de los recursos, para que los tome el Estado. Y obligar también a las empresas privadas una vez “nacionalizadas” a vender al Estado –al precio que este decida– el recurso extraído para que lo exporte el Estado. 

Pregunto, entonces: ¿el Estado que propone la dupla va a renunciar al control de los recursos para entregarlos en propiedad a las comunidades andinas y amazónicas que los tienen bajo sus tierras? ¿Es broma? Lo que quieren es controlar el Estado porque el Estado controla los recursos naturales. Es el botín.

Claramente, sin embargo, el monopolio estatal de los recursos naturales no es ni siquiera factible. Por el contrario, es el camino a la corrupción desatada, como en Venezuela. Y tampoco es viable –ni justo ni equitativo para los peruanos o las comunidades que no tienen recursos naturales bajo sus tierras– entregar a las que los tienen la propiedad de recursos que constitucionalmente son de todos los peruanos. 

La única fórmula viable, entonces, es convertir las tierras de la superficie encima de los recursos –y las que pueden alojar bosques– en bienes con un verdadero valor de mercado. No de mercado local, donde no valen nada, sino de mercado global, donde tendrán un valor inseparable de los recursos que se hallan encima o debajo. 

Se trata, en suma, de convertir las superficies encima o debajo del recurso en bienes que se pueden comprar por acciones en las bolsas de valores del mundo. Es una solución justa y equitativa para los comuneros y los mineros informales del Perú, y para todos los peruanos al mismo tiempo. Y es el único modo de destrabar la inversión en las minas y los bosques que pueden ser la base de la economía del Perú de hoy y de mañana.

La solución está en el punto medio. Y esa es precisamente la propuesta de Hernando de Soto al Perú y al mundo. Solo así los recursos naturales dejarán de ser el botín del Estado para pasar a las manos de los peruanos.

Jorge Morelli
11 de mayo del 2021

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