Cesar Gutierrez
Educación virtual: conectarse a Zoom no es todo
Con solo voluntad no se podrá brindar una formación aceptable
Estamos viviendo el levantamiento oficial, y de facto, del aislamiento al que nos sometió compulsivamente el Ejecutivo, desde el 16 de marzo pasado. La necesidad económica a todo nivel ha sido el catalizador. Según el Gobierno es un retorno progresivo y programado, con exigencias sanitarias y de distanciamiento social, preparadas por los especialista que ha convocado, cuyo común denominador es que nunca han hecho empresa. En el mundo real son reglas que muy pocos cumplirán.
Lo único sensato ha sido no autorizar el retorno a colegios, institutos y universidades, porque eso sí sería el acabose. A nivel de educación escolar y superior no universitaria, hay cerca de nueve millones de estudiantes, a los que se suman aproximadamente 630,000 docentes. A nivel universitario, se estima unos 1.3 millones de estudiantes y 68,000 docentes.
Si se ensayase un gran total de personas involucradas en el sector educación, entre alumnos y docentes, estamos refiriéndonos a 11 millones de personas, sin contar al personal auxiliar y administrativo. La interacción entre ellos y en el transporte sería demasiado riesgo. Y hay que tener en cuenta que mientras no exista la certeza de una inmunidad masiva, el riesgo de contagio será altísimo
Hay preocupación de alumnos, padres de familia, docentes, funcionarios del Ejecutivo, miembros del Legislativo y empresarios del sector por el derrotero que seguirá la educación en el 2020. Hay que tener muy presente que en el sector estatal el personal es cubierto por el presupuesto público; lo que no ocurre, por razones obvias, en el sector privado. En este ámbito, solo a nivel universitario existen 48,000 profesores.
El Gobierno, encargado de darle una salida a este enmarañamiento, está recurriendo a la ligereza en las decisiones; propaganda mediática, en lugar de una política de Estado. Entre varias barbaridades que hemos escuchado están: la adquisición de 840,000 laptops para los alumnos y 97,000 tablets para los profesores de las zonas alejadas.
¿Se han preguntado cuántos de los cerca de seis millones escolares de la educación estatal necesitarán apoyo para adquirir computadoras? ¿Cuántos de sus profesores? La cosa no queda allí, habría que saber si todos los mencionados tienen conexión a Internet. Hay una gran cantidad de familias que no tiene ni energía eléctrica.
Otra ligereza, por no llamarla torpeza, es que la discusión la están poniendo en la manera de transmitir las clases. Afirman que la harán mediante alguna application (app), como Zoom o Google Meet. Pero la educación a distancia requiere algo más. Los centros educativos tienen que contratar una plataforma con la cual los empleados administrativos, docentes y alumnos deben familiarizarse
Si bien es cierto que el manejo de plataformas no requiere de mayor ciencia, si es necesario un cambio significativo para el docente: clases con material audiovisual, exámenes diferentes a los tradicionales, foros de debate para la buena administración del tiempo y la retroalimentación del aprendizaje de los alumnos, sugerencias de textos bibliográficos digitales, entre otros.
Estas tareas se pueden asimilar en tiempo corto a nivel universitario, estimo que no menos de dos meses desde que la universidad cuente con la plataforma. Sin embargo, a nivel secundario, primario e inicial se presentan mayores dificultades y se requerirá más tiempo.
Hay que tomarse el tiempo suficiente para hacer las cosas bien. Y pensar también en que la educación a todo nivel tiene una importante participación privada, y que los promotores tienen que ingeniárselas para soportar el paro. Los grandes perjudicados serán los docentes, a los que no todas las entidades podrán pagarles durante el receso.
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