Cesar Gutierrez
Economía en manos de decisiones del Congreso
Facultades solicitadas por el Ejecutivo y directores del BCR al debate
La perorata gubernamental del crecimiento económico es tendenciosa. Estamos viviendo en el 2021 la comparación de una economía en movimiento inercial, con inversión que ya venía en camino, respecto a una paralizada en su totalidad en el período marzo-junio del 2020, y una semiparalizada entre junio y diciembre del mismo año. Las expectativas del crecimiento de la inversión privada se han reducido a cero, a la vez que se eleva el endeudamiento y se incrementa el gasto social, con críticas de por medio del Consejo Fiscal.
Lo descrito es responsabilidad absoluta del Ejecutivo, por el desmanejo en la gestión y su discurso político. Sin embargo, al término de este mes, quedará en manos del Congreso no solo la aprobación del Presupuesto General de la República para el 2022 y sus fuentes de financiamiento, sino también la decisión de otorgar facultades legislativas y la designación de tres miembros del directorio del Banco Central de Reserva (BCR).
La discusión del otorgamiento de facultades tiene dos temas centrales: 1) incremento de impuestos, y 2) el Banco de la Nación actuando como banco comercial.
En el ámbito tributario, más allá de la manida costumbre de cobrarle siempre a los mismos, pues la ampliación de la base tributaria se ha vuelto una quimera; existen dos aristas; una técnica y otra política.
En lo técnico, está el efecto en los inversores de un incremento de impuestos, en un momento de hacer esfuerzos por una recuperación económica, mientras que los opositores a las industrias extractivas suben de tono su protesta, con vandalismo incluido, y el gobierno se hace de la vista gorda, a la vez que alienta una nueva constitución, para cambiar el régimen económico. Obviamente contraproducente.
En lo político, el problema es la desconfianza. El titular del Ministerio de Economía y Finanzas, comienza a mostrar la posición que tuvo siempre, más ajuste a las empresas y a los asalariados formales. En esas condiciones se espera un vendaval que es improbable que el Congreso pueda revertir.
Sobre un Banco de la Nación como competidor con la banca privada para disminuir las tasas de interés, que son extremadamente altas; con este gobierno el manejo será populista, lo que puede crear distorsiones en el sistema y perjudicar al propio banco estatal.
Finalmente, el nombramiento de tres directores del BCR se torna en tema complicado. Ha habido casi una celebración por la propuesta de la junta de portavoces de tres personas con pergaminos, como lo son: Carlos Oliva, Inés Choy y Diego Macera. Hay que recordar a los entusiastas que la Constitución señala que se necesitan 66 votos en el Congreso, y allí nada está dicho. Podemos entrar a un entrampamiento. Los tres propuestos tienen la misma línea de pensamiento que el presidente del banco, y le permitiría una mayoría, respecto a los tres directores ya nombrados, que tienen una visión diferente en temas como el incremento de la tasa de referencia, y que acaban de demostrarlo.
Por el lado de Velarde hay preocupación por el incumplimiento de la meta de inflación de 3% para este año, lo que es un hecho, con tendencia a agravarse y quiera restringir la demanda vía crédito (ya hay un endeudamiento empresarial y personal muy elevado); mientras que en la vereda de enfrente piensan que debe mantenerse la tasa baja para fomentar crecimiento. La discusión da para mucho y la demostración de quien tiene la razón solo se puede comprobar en la realidad. Me cuento entre los cautelosos.
El Congreso tendrá en sus manos la decisión de lo que pase en la economía.
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