Tino Santander
¿Dónde está el dinero de Camisea?
Tiempos nuevos se avecinan en la Ciudad Imperial

El Diario de Cusco, en diversas ediciones, ha informado que “Camisea ha entregado al Cusco aproximadamente S/ 24,000 millones. Estas cifras las dio el presidente de Hunt Oil, Martín Grisolle”. Obviamente el objetivo político de las declaraciones de uno de los ejecutivos más importantes del Consorcio Camisea es demostrar la incapacidad de las autoridades locales y regionales para administrar los recursos provenientes del canon, además de evidenciar sutilmente la corrupción existente en toda la región.
¿Por qué las cifras sobre regalías las da un ejecutivo del Consorcio Camisea? La idea que nos quieren vender es: “para que quieren más plata los cusqueños, si son corruptos e ineficientes”. Indudablemente, las cifras que nos reveló Mr. Grisolle son impresionantes porque muestran la gran cantidad de dinero que tiene (o tenía) el Gobierno regional y los gobiernos locales de La Convención, frente a las paupérrima salud y educación, las carreteras, la telefonía celular y los inexistentes servicios básicos de agua y desagüe. Por eso los cusqueños se preguntan ¿dónde está el dinero de Camisea y en qué lo gastaron?
Los cusqueños perciben que la corrupción ha devorado al Gobierno regional y los gobiernos locales de La Convención. Por eso, estas últimas elecciones regionales y locales no han despertado el interés ciudadano y puede convertirse en una elección fallida, si es que las nuevas autoridades de la región no demandan al Gobierno central la reforma del sistema de inversión pública y privada, para hacerla más ágil y menos centralista. También la redistribución del canon y, sobre todo, la recuperación del gas para los peruanos. Fundamentalmente para los cusqueños es una petición impostergable.
Los cusqueños parecen estar cansados de los aventureros políticos y de los eternos candidatos que cambian al vaivén del viento sus convicciones ideológicas. Eso explica la elección de reconocidos cuadros políticos que tienen un doble compromiso: primero, hacer una gestión honesta y eficiente; y segundo, enfrentarse virilmente al centralismo limeño, que encabeza el Gobierno de Martín Vizcarra, heredero de la corrupción pepekausa.
Ante tanta corrupción e ineficiencia los cusqueños sentimos que hemos sido estafados, que estamos siempre en lo mismo y que no avanzamos nada. Esta tal vez sea la última oportunidad para la clase política regional, que lamentablemente no tiene horizonte político ni intelectual para transformar la región en un polo desarrollo inclusivo.
Las nuevas autoridades saben que las gestiones de Moscoso y Licona han sido desastrosas y que serán recordadas por los cusqueños como las más pusilánimes ante el centralismo limeño; además de su incondicional apoyo a la corrupción de las adendas de Chinchero, del entonces ministro de Transportes y hoy presidente de la República. Recordamos la infame frase del alcalde Moscoso: “Con corrupción o sin corrupción va Chinchero”. Los cusqueños no soportarán más traiciones de las nuevas autoridades, ellos saben cuales son las demandas de la región y no queda otro camino que luchar por ellas.
Todos Los dirigentes sociales y miembros de gremios profesionales y empresariales están dispuestos a usar la revocatoria como instrumento de presión si las nuevas autoridades regionales y locales caen en la soberbia y frivolidad de mandar y no gobernar. En el Cusco no hay tiempo para la desunión ni la politiquería, señalan los directivos de la Cámara de Comercio, que parece que quieren convertirse en clase dirigente y dejar de ser simples empresarios emergentes. Tiempos nuevos se avecinan en la Ciudad Imperial.
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