Cecilia Bákula

Dina Boluarte y las acciones inoportunas

El juicio que la Presidente le acaba de ganar a la Reniec

Dina Boluarte y las acciones inoportunas
Cecilia Bákula
22 de abril del 2024


Diversos medios de comunicación han informado de un nuevo escándalo –o quizá deberíamos llamarlo mejor, un nuevo incidente de inconducta– por parte de la presidenta Dina Boluarte. Y es que, una vez más, parece que ella no logra entender que su condición de ser la Primera Mandataria del país no le significa privilegio alguno. Y así como comentamos el desacierto –al margen de los temas legales y fiscales que esto pudiera significar– de mostrarse con elementos de opulencia y de boato que no se condicen con su situación actual, es inoportuno distraer la atención del país, en momentos de severa crisis, con asuntos personales y que, insisto, no se condicen con el rango que ocupa.

Se supo que en septiembre pasado, cuando ella ya había asumido la presidencia de la República, inició una serie de acciones para activar una demanda que había interpuesto contra la Reniec. Recordemos que ella había trabajado en esta institución a la que le reclamó indemnización por conceptos que, podrían ser justos, pero sin duda, se trata de una insistencia de Boluarte, haciendo uso de su condición de presidenta pues, aunque no lo exprese, queda tácito que en esa condición no están los miles de ciudadanos peruanos que pugnan y esperan que se atiendan a sus reclamos laborales.

 Llama la atención que a estas alturas Dina Boluarte pretenda que se le compense por conceptos –¿inoportunos?– como vacaciones, CTS, canastas navideñas y hasta por gastos de taxis y movilidad. ¿Cuántos peruanos pueden exigir a sus instituciones que les paguen los taxis para ir y venir del trabajo? ¿Es que el concepto de aguinaldo navideño, por ejemplo, es un beneficio que se da de manera universal a todos los trabajadores en este país? No dudo que puede haber derechos a reclamar, pero no deja de sorprender que una institución como Reniec concluya las relaciones laborales, como es este caso, sin liquidar a quienes dejan de ser sus trabajadores y, por lo que se ha visto en un comunicado de esa misma entidad, tienen importantes pendientes de este tipo.

Al margen del nivel jerárquico que tuvo la señora Boluarte y los tipos de contrato que suscribió entre el 2007 y el 2020, lapso en el que fue trabajadora de la Reniec, sorprende que con esos años de servicios se pueda reclamar una compensación por casi medio millón de soles. Quizá una mayor transparencia en estos asuntos, siempre convendría más, incluyendo las pretensiones por derechos sindicales que, tal como ha trascendido, no le correspondería.

El mes anterior, es decir en marzo pasado y ante la insistencia de quien ahora tiene una situación de privilegio, el Poder Judicial ha ordenado a Reniec que se le pague a la ciudadana presidente una suma cercana a los S/ 250,000.

Hay algunos detalles interesantes: la señora Boluarte, tal como se ha informado, no quiso conciliar con la entidad en la que había trabajado esos 12 años. Me pregunto –aunque espero no estar en lo cierto– si se habría tenido la idea de presionar para un pago total de sus pretensiones y, por otro lado, esa negativa a la conciliación, instancia en la que se podría haber limado diferencias y haber hecho de este proceso algo menos mediático, me trae a la memoria la negativa que ha manifestado la misma ciudadana, respecto a permitir que se le abra el secreto bancario, con relación al tema vergonzoso de los relojes de alta gama.

Reniec ha manifestado su voluntad de aceptar la sentencia judicial y se indica que se procederá al pago que ha sido acordado, pero que lo hará en cuotas y a partir del año 2025. ¿La razón? Es que debe atenderse primera y prioritariamente a otros reclamos que están pendientes hace ya mayor tiempo.

Señalo, entonces, que son acciones inoportunas, no su derecho de percibir lo que corresponde, sino el haberse servido, queriéndolo o no, de su condición de cabeza del Poder Ejecutivo para asegurar un desenlace a su favor. Y no es necesario que ella coja el teléfono o haga una acción directa respecto a este tema; su propia condición actual implica, de hecho, una presión que no corresponde a su condición de mandataria.

Una vez más, son los gestos inoportunos los que debilitan su imagen y afectan la visión que el común de los ciudadanos puede tener respecto a sus propios casos a nivel judicial. Que la justicia debe ser pronta para que sea justa, es lo que todos sabemos como indispensable pues una justicia que nunca llega, deja de merecer su nombre. Pero, los gestos que nos muestra esta ciudadana, repito, no se condicen con el cargo que ocupa. Empatía y manejo de imagen parece que están, en el caso de la presidenta, lejos de ser muy eficientes. Ella no puede ignorar que está moral y éticamente imposibilitada de tener beneficios, por justos que puedan ser, que están lejos de los que reciben la mayoría de los peruanos y menos, está en capacidad de exigirlos.

El ejercicio del poder implica renuncia, modestia, empatía y capacidad de comprender que la circunstancia breve de un cargo público, no puede ser razón para merecer un trato diferenciado. En esos actos inoportunos se ve la improvisación de muchas autoridades, es por ello que el ejercicio de un cargo público, no debería ser el resultado de una casualidad, sino la conclusión de una vida de formación y voluntad de servicio.

Cecilia Bákula
22 de abril del 2024

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