Dante Bobadilla
De lo peor
Vizcarra organizó el gobierno más ineficiente de la historia

A la vergüenza de encabezar la lista mundial de los peores países en la gestión de la pandemia, ahora los peruanos debemos soportar la vergüenza de ser el país más corrupto en la gestión de las vacunas contra el covid-19. En lugar de vacunas, tenemos una casta privilegiada de vacunados y un negociado que aún está por develarse. Somos el hazmerreír del mundo.
Pero no vengan ahora con “que se vayan todos”, porque los criticados ahora son los que la masa popular idolatraba y adulaba sin reservas. No vengan ahora a condenar a la “clase política” porque hace rato que la clase política desapareció, diezmada por esta nueva casta de politiqueros baratos salidos de la nada, rajando de los “políticos tradicionales”. Estos corruptos de ahora no son miembros de ninguna clase política. Son solo aventureros sin partido ni bandera, trepadores sin oficio, charlatanes que azuzan el odio contra los políticos. Bueno, pues. Estos son sus nuevos corruptos apolíticos. Háganse cargo.
En lo personal no me sorprende lo ocurrido. De Vizcarra nada me sorprende. Siempre supe la clase de sabandija que es. Lo advertí en este portal en varias columnas desde que Vizcarra empezó a mostrar sus dotes de showman y titiritero, con alardes de dictador, y empezó a llenar su Gobierno con gente de la más baja estofa, reciclando a distinguidos caviares que están siempre esperando en la banca a ser llamados para algún ministerio. Vizcarra organizó no solo un Gobierno corrupto, sino también el más ineficiente de la historia, maquillado por una descarada propaganda mediática, ayayeros, trolls y activistas que lo elevaron a las alturas de un líder de nivel de dictadura comunista.
Contaba incluso con un pool de constitucionalistas sin credenciales académicas, dispuestos a respaldar todos sus estropicios, incluyendo el golpe de Estado que perpetró cerrando el Congreso al caballazo para evitar el cambio del Tribunal Constitucional. No se trata pues solo de Vizcarra, sino de una legión de aduladores de un régimen cuestionado. A ellos hay que agregar a los cándidos marchantes de una generación de incautos que salieron en defensa de Vizcarra. Ahora han despertado de su ensueño.
Mención especial merece la izquierda agazapada en los principales cargos del Estado. Porque quienes tienen toda la responsabilidad de esta fallida gestión sanitaria son conspicuos miembros de la izquierda. Empezando por el señor Víctor Zamora y su grupo de socialistas en el Minsa. De ellos partió el encono contra el sector privado, los protocolos con enfoque de género, la paralización compulsiva de la economía y el negociado con los chinos, dejando de lado a los laboratorios privados de los EE.UU. y el Reino Unido.
Vizcarra no tuvo partido ni bancada. Pero sí aliados políticos, como el Partido Morado, uno de sus defensores en la vacancia. Julio Guzmán encabezó las marchas contra la vacancia y exigió la reposición de Vizcarra. Y ahora todos esos cándidos defensores de Vizcarra que marcharon o chancaron ollas, andan con el rabo entre las piernas, una vez más. Como cuando se indignaron por Toledo, cuando le pidieron a Ollanta que les devuelva su voto o cuando se taparon la boca ante las cuchipandas de Susana Villarán. Y es que esta gente nunca aprende.
Queda claro que Vizcarra es el peor sujeto que haya posado con la banda presidencial en toda la historia de la República; junto con Mariano Ignacio Prado, quien fugó del país en plena guerra con Chile. Queda por ver si acabará en la cárcel, pues hasta ahora la justicia no tiene un solo juicio abierto contra nadie. Vizcarra puede dormir tranquilo por los siguientes diez años.
Finalmente hay preguntas que hacer: ¿Cómo hizo Vizcarra para montar semejante aparato de poder sin tener partido ni bancada ni poder económico? ¿Cómo pudo organizar semejante maquinaria de prensa y propaganda para hipnotizar a todo un pueblo y hacerle creer que era el salvador de la patria? ¿Lo hizo Vizcarra o un poder detrás de él? ¿A qué intereses sirvió?
COMENTARIOS