Antero Flores-Araoz
De la Generación Z a la Generación A
Un llamado al cambio: de lo negativo a lo positivo

Se está volviendo una costumbre, quizás poco saludable, ponerles nombres o etiquetas a las generaciones que se van sucediendo. Por ejemplo, a los jóvenes que hoy terminan la escuela, ingresan o no a institutos o universidades, o ya están trabajando o buscando empleo, se les ha denominado la “generación Z”.
He intentado, sin éxito, encontrar el motivo de esa denominación. No lo he hallado. Sin embargo, lo cierto es que esta generación suele participar activamente en manifestaciones y marchas de protesta. ¿Por causas concretas? No siempre. Muchas veces protestan por cualquier motivo, con o sin justificación.
Es legítimo expresar apoyo o rechazo a decisiones del Gobierno; ambos actos forman parte de la vida democrática. Pero esas marchas y concentraciones pierden legitimidad cuando se tornan violentas, ya sea contra personas o contra bienes públicos o privados. La Constitución garantiza el derecho a expresarse, pero añade una condición fundamental: hacerlo “pacíficamente y sin armas”.
Por eso me pregunto: ¿por qué no impulsar la creación de la “generación A”? Y el lector, con razón, querrá saber el significado de esa letra. La respuesta es sencilla: “A” de amor. Amor al Perú, a la patria, a nuestros compatriotas y semejantes. Un amor que se demuestra en el respeto, en la expresión pacífica y en el rechazo a la violencia como forma de protesta.
Cuando vemos en calles y plazas a manifestantes que gritan, cabe preguntarse si alzar la voz garantiza ser escuchado. La respuesta es simple: no. Como decía un antiguo parlamentario, Ignacio Brandariz López, expresidente del Senado: “Cuando te griten, responde más bajo, y al menos lograrás que te escuchen”. Lo he comprobado: tenía toda la razón.
Pero no se trata solo del volumen de la voz, sino también de las actitudes que la acompañan. Destruir lo que pertenece a todos —obra pública o privada que costó esfuerzo y sacrificio— no es expresión válida de descontento. Peor aún cuando su reparación saldrá del dinero de nuestros impuestos.
Por eso propongo reemplazar la “Z”, que podría asociarse a “zozobra”, por la “A” del amor: comprensión, apoyo, búsqueda de la verdad y caminos pacíficos para mejorar el país. Una “generación A” que contribuya a convertir al Perú en una nación de oportunidades, un Estado que promueva desarrollo y progreso.
La prensa puede desempeñar un papel clave en este propósito: en lugar de limitarse a criticar a la “generación Z”, debería motivarla a transformarse en la “generación A”.
Y ahora que los partidos políticos entran en campaña rumbo a las elecciones de 2026, también los candidatos podrían sumarse a este cambio de mentalidad: pasar de la “Z” negativa a la “A” positiva, de la “Z” destructiva a la “A” constructiva, de la “Z” pesimista a la “A” esperanzadora. Transformar el camino de la violencia en uno de virtud y esperanza.
COMENTARIOS