Cecilia Bákula
De hacerse las cosas bien, el Perú tiene un futuro halagüeño
China ha puesto un pie en el Perú para desarrollar su política comercial
Dada la presencia en Lima del presidente de China, el señor Xi Jinping, se inauguró el puerto de Chancay, que abre las puertas a una forma nueva y, por las posibles dimensiones, en alguna medida desconocida de hacer negocios y de impulsar la industria local y la actividad comercial. Esto coloca al Perú como eje estratégico del comercio marítimo entre las costas del Pacífico y el inmenso universo asiático. En una ceremonia sin precedentes, dicha obra emblemática fue inaugurada desde Palacio de Gobierno usándose para ello una trasmisión virtual, lo que nos habla también de formas nuevas de proceder. Con ese acto inaugural han empezado 30 años en los que debemos aprovechar los beneficios de una alianza estratégica.
Si bien nuestro país se encuentra en la parte media del continente, el acceso por mar ha requerido del peligroso paso por el extremo sur o del costoso uso del Canal de Panamá. Con la apertura del puerto de Chancay, la comunicación y transferencia por vía marítima adquiere unas características hasta hace poco imposibles de pensar, que permitirán que haya una gran agilidad en el transporte de bienes comerciales y, sin duda, es la puerta para mostrarnos como lo que somos: un país cuya riqueza y diversidad le permiten ser una potencia comercial extraordinaria, superando ampliamente las exportaciones tradicionales y siendo ahora un país rico en productos agrícolas necesarios y requeridos en muchas partes del mundo.
Pero la bonanza no llegará como por arte de magia. Es indispensable concluir prontamente todas las obras de infraestructura que faciliten la vida y actividades del nuevo puerto, que permitan llevar a cabo todo aquello que esta inmensa obra material puede significar para el futuro. Todo ello requiere de planificación, conducción, liderazgo y una escrupulosa honestidad porque la lacra de la corrupción no puede infectar estas posibilidades de desarrollo.
Ahora se debe ser vigilante, cómo no, pero facilitar la vida a quienes asumen responsabilidades. Pareciera que, de manera inmediata, han aparecido muchos expertos en puertos, en navegación, en comercio internacional y son, más bien, críticos baratos. Este es el momento para que los Tratados de Libre Comercio (TLC) con los que ya contamos, se pongan en pleno ejercicio y no se pongan trabas ni obstáculos innecesarios al progreso.
Es cierto que los primeros TLC fueron difíciles de “asumir” pero ya tenemos cierta experiencia y no hay que temer a ser un Estado abierto al intercambio. He leído muchas críticas a la “penetración china” en nuestra sociedad y en nuestra economía; al respecto pienso que, en efecto, hay muchos sectores en los que esa inmensa potencia asiática nos ha “capturado”, pero también es necesario reconocer que el Perú no puede seguir en la “compleja complicación” con que se lleva a cabo los grandes proyectos, ni continuar en la situación de postergación a la que la lentitud, la corrupción y la incapacidad mantiene a un amplio porcentaje de la población.
El manejo eficiente de esta oportunidad no puede dejarse a improvisados ni mucho menos al azar, pues hay que entender que detrás de los intereses económicos, China ha puesto un pie en el Perú para desarrollar mucho de su política comercial, pero no sólo ello, sino su estrategia internacional y hay que equilibrar nuestro actuar con respecto a Estados Unidos, la otra potencia con la que tenemos importantes relaciones e intereses; este es el momento para actuar con astucia, seriedad e inteligencia y , como decía San Agustín, mantener el justo medio y poder reclamar, con justicia, estar ahora como parte de las acciones y negociaciones de esos poderosos Estados, en tanto esas decisiones nos involucran.
Se requiere, entre otras acciones inmediatas, una labor de buena gestión de comunicación por parte del Gobierno, que carece de una política de información a través de la cual la población esté enterada de muchas acciones que deben ser puestas en conocimiento. Así se haría una gestión transparente, se tendría a la población interesada y se alejaría la imagen de silencio culposo o incapacidad para hacer ver lo que se hace, quizá porque no se hace bien y se evitaría que cuestionamientos ligeros o fundamentados, sean noticias que van de boca en boca y que hoy, a través de las redes sociales, se transmiten al instante.
Si aprovechamos las oportunidades que se están presentando y hacemos las cosas bien, el progreso es una meta segura y no se trata de izquierda ni derecha, se trata de cordura e intereses para la Nación entera. El futuro es ahora y requerimos de un Gobierno cuya capacidad de liderazgo, inteligencia y firme probidad pueda conducir los destinos de nuestra Patria hacia el afianzamiento de nuestros valores e identidad para el logro de la merecida e impostergable prosperidad.
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