Cesar Gutierrez
Crisis política se agravará por contexto internacional
Precios de combustibles y fertilizantes generarán descontento social
La crisis de última data del gobierno de Pedro Castillo es la que se inició el pasado sábado 26 de febrero, por la solicitud de acogimiento a la colaboración eficaz de Karelim López. Se ha generado un amplio despliegue mediático y acciones en el Congreso que van desde un nuevo pedido de vacancia al avance del proceso de acusación constitucional al mandatario por traición a la patria. El hecho no llama la atención por ser el ámbito en el que se maneja el Gobierno desde el inicio de su mandato. Sin embargo, deben tener en cuenta en el Ejecutivo que hay un frente subyacente, que es el descontento social, que aún no ha estado muy presente.
La invasión a Ucrania nos traerá consecuencias que pueden producir movilización de masas por afectación económica directa de los ciudadanos. Hay dos precios muy sensibles que tendrán alzas significativas: los combustibles y los fertilizantes; ambos con gran influencia en el índice de precios al consumidor.
El incremento de la cotización del crudo a nivel internacional va a estar en relación directa con el precio de los combustibles. Desde el inicio de la incursión rusa en territorio ucraniano, el 24 de febrero pasado, el precio del petróleo del West Texas Intermediate (WTI), ha subido en 20.9%, en tan solo seis días. En nuestro mercado aún no se ha reflejado el hecho, pues las listas de precios de los dos principales proveedores –Petroperú S.A. y Refinería La Pampilla S.A. (Relapasa)– suelen reajustarse los viernes. Se espera que desde el lunes próximo se produzca un alza.
El Gobierno no tiene herramientas para hacer frente a la variación de las cotizaciones. La petrolera estatal, Petroperú, no es un regulador de precios; si bien ha ganado mercado durante la actual administración, tiene limitaciones de capacidad de suministro por varias razones, entre ellas la capacidad de almacenamiento. Opera solo como importador hasta que no se ponga en servicio la Refinería Talara, que está aún en su proceso de modernización. Además Petroperú ya no tiene un solo competidor, como antaño, que era Relapasa, sino también a las americanas Valero Energy y Exxon Mobil.
En el manejo por productos, en GLP hay un mercado concentrado con demanda creciente y producción nacional declinante, lo que conlleva a que se incremente las importaciones, que son las que fijan el precio. En D2 compite con los importadores ya mencionados, y se rumorea que para paliar el precio de este producto –que afecta a transportistas de pasajeros y carga– se piensa reducir la participación del biodiésel (de 5% a 2.5%), dado que hoy este producto cuesta 2.11 veces lo que vale el crudo. La disminución del porcentaje de biodiésel llevaría a una disminución de precios del orden de 4.8% a nivel de planta de abastecimiento.
Por el lado de los fertilizantes, la urea –que está entre los más usados de los llamados nitrogenados– en los cinco días de conflicto armado ha incrementado su precio en 24.4% en el mercado de Oriente Medio, con el agravante de que nuestro país es abastecido tradicionalmente por productos provenientes de Rusia, que el año pasado representó el 62% de las importaciones. Aquí habrá un doble efecto: disminución de la oferta hasta que los compradores tengan nuevos proveedores, pudiendo llegar a la escasez; y alza de precios, teniendo el grave antecedente que en el 2021 ya había habido un incremento de 211%
El malestar será múltiple, desde los transportistas de carga por el D2, pasando por las amas de casa por el GLP, llegando hasta los agricultores. desde los pequeños –que son los más afectados– hasta los agroexportadores que compiten en el mercado internacional. Se está camino a la tormenta perfecta.
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