Antero Flores-Araoz
Censura al presidente del Congreso
Las supuestas motivaciones no tienen asidero alguno
El Congreso de la República eligió en el mes de julio pasado a su actual Mesa Directiva, la que está presidida por el congresista Eduardo Salhuana Cavides, y tiene a la congresista Patricia Juárez como primera vicepresidenta, al congresista Waldemar Cerrón como segundo vicepresidente y al congresista Alejandro Cavero como tercer vicepresidente. La votación con la que fue elegida fue de 95 votos, siendo 130 los congresistas, habiendo superado ampliamente el mínimo requerido para tales cargos.
El actual presidente del Congreso es uno de los pocos congresistas que ya fue parlamentario con anterioridad, teniendo vasta experiencia no solamente en el Poder Legislativo, sino también en el Poder Ejecutivo, puesto que años atrás fue ministro de Estado nada menos que en la cartera de Justicia.
Bueno pues, (aunque deberíamos decir “malo”), hay congresistas que quieren que el Parlamento censure a su presidente Eduardo Salhuana, con la finalidad de que se vea obligado a dejar la Presidencia del Congreso de la República.
¿Cuáles son las motivaciones para la censura? (Aunque deberíamos decir, en lugar de motivaciones, los “pretextos”). Ellos son que existiendo una grave acusación de que en el Congreso hay una red de prostitución, el presidente del Legislativo no ha hecho nada para enfrentar el problema, así como que en esta situación ha ido de viaje a la República Popular China, invitado por sus autoridades.
Consideramos que las supuestas motivaciones no tienen asidero alguno, por muchas razones. La primera porque en el Congreso, a falta de uno hay tres vicepresidentes que, en caso de impedimento del titular –como enfermedad, viajes o cualquier otra situación de envergadura–, lo reemplazarán por su orden (artículo 32 del Reglamento), máxime que los tres son parlamentarios de fuste que están actuando con corrección y eficiencia. Podemos discrepar con cualquiera de ellos, evidentemente que sí, pero los tres tienen capacidad para ejercer temporalmente la Presidencia del Parlamento.
La segunda razón, porque el presidente Salhuana antes de partir de viaje hizo lo debido, como es nombrar una Comisión que investigue la grave imputación a que antes nos referimos, pese a que ello es de obligación del Ministerio Público como de la Contraloría General de la República, que metieron diente en el asunto. Y esperamos que sus indagaciones no demoren, pues acusaciones como las que se han hecho por su generalización y falta de identificación, ponen en duda la honorabilidad de muchísimas damas de conducta irreprochable que actúan en el Parlamento, ya sea como congresistas, asesoras o personal administrativo..
La tercera razón es porque una invitación de visita oficial a otro país se hace con debida anticipación, de ser el caso se acepta con celeridad y se determina la agenda de la visita. Tratándose del presidente del Congreso y de China, es relevante la visita, pues tiene suma importancia lo que se ha denominado “diplomacia parlamentaria” y China se ha convertido en uno de los más importantes países inversores en el nuestro, como es el caso del Puerto de Chancay.
Una visita de Estado, pues se trata del presidente del Poder Legislativo, no es poca cosa y no se puede dejar de lado sino por causas muy importantes, como puede ser enfermedad del visitante, disturbios sociales, guerra interna o externa, catástrofes naturales y causas similares. Nada de ello sucedió como para que el presidente Salhuana dejase plantado a sus anfitriones. Más aún, en lo que se pudo, Salhuana redujo los días de su estadía en China y regresó rápidamente.
Insistimos, no hay causa para una censura. Y por otro lado todas las bancadas deberían hacer su mea culpa, pues se han dividido la administración del Congreso como si fueren diversos feudos, en que han ido reemplazando al personal estable por nuevos funcionarios, y lo penoso que no siempre tienen las calificaciones deseadas, habiéndose hecho seda y pabilo de la meritocracia y reglas de la empleocracia pública.
Si el Parlamento quiere recuperar algo del respeto de la ciudadanía, no lo va a lograr censurando al presidente Salhuana, sino cambiando de actitud, dejando de lado proyectos legislativos populistas, siendo ponderados en el gasto y comportándose adecuadamente, cual lo dispone su Reglamento que tiene fuerza de ley.
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