Berit Knudsen

Captagon, guerra, terror y poder

Cuando el crimen organizado reemplaza al Estado

Captagon, guerra, terror y poder
Berit Knudsen
31 de julio del 2025


La historia del Captagon, anfetamina sintética nacida en Siria, revela una dimensión poco conocida de los conflictos modernos. El narcotráfico no solo financia guerras: las prolonga, ordena y convierte en sistemas funcionales al poder. Bajo aparentes economías de resistencia, los Estados autoritarios controlan redes criminales para sostenerse, financiar milicias, grupos subversivos y proyectar su influencia más allá de sus fronteras. Estas redes destruyen ciudades, anulan la soberanía y erosionan los principios morales fundamentales.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los soldados de la Wehrmacht avanzaban a velocidades inhumanas bajo los efectos del Pervitin, metanfetamina distribuida masivamente por el alto mando nazi para mantener a sus tropas despiertas, eufóricas y agresivas. Incluso Hitler, según los archivos médicos de Theodor Morell, consumía opioides y estimulantes regularmente. Pero aquella droga fue un instrumento bélico, no el corazón de una economía de guerra.

En Siria, Bashar alAssad transformó al país en narcoestado, convirtiendo el Captagon no solo en droga de combate, sino en su principal fuente de divisas frente a sanciones internacionales. Esta droga financió la represión, sostuvo milicias leales, desestabilizando a países vecinos. Hezbolá, aliado del régimen, protegió fábricas, rutas y la distribución regional.

Los efectos del Captagon son extremos: suprime el sueño, el hambre y la empatía. Su uso en el ataque de Hamas del 7 de octubre de 2023 fue documentado. No es una droga recreativa, fue diseñada para crear milicias capaces de combatir por días sin descanso ni freno emocional. Empleado por grupos armados en Siria, Líbano, Gaza y otros conflictos, es una amenaza silenciosa que financia guerras y regímenes autoritarios. No representa a un pueblo, sino la realidad del narcotráfico como arma de poder.

Este modelo donde la droga se convierte en columna vertebral del Estado se manifiesta en América Latina. El Cartel de los Soles venezolano, operado por altos mandos militares bajo protección del chavismo, gestiona rutas de cocaína hacia Europa y Estados Unidos. En medio del colapso económico, el oro ilegal, contrabando y narcotráfico se convierten en sustitutos sistémicos apoyados por grupos terroristas como el ELN colombiano. Cuba y Nicaragua respaldan con logística, cobertura diplomática y formación operativa, fusionando el crimen con el poder político. 

Tanto en Siria como en Venezuela, el narcotráfico funciona como instrumento de gobernanza informal, control territorial, represión interna y proyección exterior. No es una disfunción del sistema: es el sistema mismo. La economía ilegal reemplaza a la legal, la lealtad sustituye a la ley y la violencia ocupa el lugar de la política.

Tras la caída de Assad en 2024, el gobierno sirio fue ocupado por Al Sharaa, personaje que aún despierta preocupaciones por su oscuro pasado y vínculos con grupos extremistas. Pero demostró que incluso en escenarios extremos es posible una ruptura: desmantelar en semanas el 90 % del mercado del Captagon. Cerró fábricas, interceptó cargamentos, desarticulando redes. Aunque persisten riesgos de reactivación, este caso demuestra que, con decisión política, incluso gobiernos frágiles pueden enfrentar y contener el narcotráfico.

En América Latina, donde las redes se infiltran, cooptan estructuras y condicionan el poder; este ejemplo demuestra que la respuesta no depende únicamente de la perfección institucional, sino de la voluntad de actuar contra la raíz del problema.

El verdadero peligro surge cuando el narcotráfico deja de ser una amenaza externa, convertida en la estructura misma del poder. El crimen ocupa el Estado, lo pervierte desde dentro, imperando esa ley del más fuerte que borra los límites, relativiza la vida humana, diluyendo la libertad. 

El caso del Captagon muestra lo que ocurre cuando el crimen organizado reemplaza al Estado. Nos obliga a preguntarnos qué orden debemos reconstruir. Porque cuando todo es negociable, la muerte, la guerra, la justicia y la política pierden sentido. Y con ellas, la libertad.

Berit Knudsen
31 de julio del 2025

NOTICIAS RELACIONADAS >

Rusia sabotea su Tratado de Seguridad

Columnas

Rusia sabotea su Tratado de Seguridad

La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) naci&...

24 de julio
Orden mundial sin reglas ni libertades

Columnas

Orden mundial sin reglas ni libertades

Desde el 2 de abril, “Día de la Liberación” ...

16 de julio
Lula, China y el tren que avanza sin frenos

Columnas

Lula, China y el tren que avanza sin frenos

La presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, en su tercer manda...

10 de julio

COMENTARIOS