Cecilia Bákula

Alberto Varillas Montenegro. In memoriam

Un destacado abogado, escritor y político peruano, exministro de Educación

Alberto Varillas Montenegro. In memoriam
Cecilia Bákula
13 de enero del 2025

 

El 6 de enero último, Lima amaneció con el cielo triste y gris que acompañaba el ánimo de quienes fuimos a despedirnos de una gran persona, como lo fue Alberto Varillas Montenegro quien, de muchas maneras, ha acompañado la vida académica del país y, sobre todo, el crecimiento, desarrollo y consolidación de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Incluyendo, por supuesto, los pasos adelantados que se dieron en el proceso de modernización de la universidad; así como la creación de la Asociación de Egresados y Graduados, ya que él defendía apasionadamente la importancia de la presencia y el aporte de los que somos exalumnos de esa casa de estudios.

No puedo señalar exactamente cómo comenzó mi amistad con él, pues nos separaba una generación.  Sí recuerdo que supe de él desde mis inicios en la PUCP, pues en su condición de Secretario General, era una autoridad presente, visible y con gran capacidad para atender tanto en su despacho como a quien le consultara algo o compartiera una inquietud en el patio. Lo cierto es que destacó siempre por una gran habilidad para hacer que las cosas sucedieran y de la mejor manera: eficiente, rápido y con mucha voluntad para que los problemas dejaran de serlo y fueran oportunidades para todos.

En los últimos años, gocé de la posibilidad de tener con él largas y “enjundiosas” conversaciones. Creo que nadie podrá negar que Varillas era un ser comunicativo, imaginativo, gran conversador, pícaro, rápido y tan lleno de planes, que dos vidas le habrían sido cortas para llevar a cabo todos sus sueños.  Con esto quiero decir que el futuro era para él una oportunidad no solo de soñar, sino de hacer y de comprometerse con esa voluntad de aportar conocimiento, experiencia y la sabiduría que dan los años.

Alberto era un agradecido con la vida y lo demostraba recordando con cariño y gratitud las oportunidades laborales que se le había presentado y cómo su pasión por el Perú lo llevó a asumir responsabilidades públicas “mayores” de las que se sentía muy orgulloso y quería, como en efecto lo hizo, dejar un legado académico a través de las numerosas publicaciones que pudo ver concluidas.  En ese ámbito, trabajamos mucho algunos temas y otros quedaron en el tintero de los planes.

Fue un privilegio haber sido parte del Comité Editorial en el que con él y otros destacados académicos –como la Dra. Margarita Guerra, la Dra. Carmen Villanueva y el Sr. Osmar Gonzales– fue posible lograr la edición de dos publicaciones realizadas bajo el sello de la Academia Nacional de Historia y la Universidad Ricardo Palma; me refiero a la edición de dos tomos titulados “El proceso de la Independencia del Perú desde el Bicentenario” editado en 2022 y los dos tomos titulados “Bicentenario de la Independencia del Perú: Junín y Ayacucho” de 2024.  En las reuniones de ese Comité Editorial, Varillas aportaba siempre ideas y soluciones y fue un motor activo para que esas publicaciones hayan visto la luz.

El 6 de enero, cuando veía las flores que con tanto cariño habían enviado personas e instituciones, para rendir homenaje y recuerdo, entendí que a Alberto se le reconocía su valía como académico, diplomático, literato, educador, abogado y, en ese momento comprendí que yo sentía la necesidad de expresar que él había sido mucho más que tan solo quien había ostentado cargos y hubiera querido poner una tarjeta que dijera: “amigo”.  Esa capacidad para relacionarse amicalmente con todos, el haber gozado de su cercanía, saber que el sentido de la amistad lo tenía siempre a flor de piel, me hizo entender que mi pena tenía que ser paliada por la gratitud inmensa de haber merecido su amistad; un tesoro del que, sin duda, gozaron muchos.

Conocer de sus proyectos, entender su amor por la familia, su pasión por el Perú y la voluntad de vivir con un propósito, como él lo hacía ver, son pautas para recordarlo con cariño.  Haber podido ver esa extensión en dos de sus nietos, de quienes he tenido el privilegio de ser profesora, me llena de esperanza para que la vida de Alberto Varillas y su tan simpática manera de ser y vivir, sea un ejemplo para muchos.

Gracias, amigo Alberto. Gracias.

Cecilia Bákula
13 de enero del 2025

NOTICIAS RELACIONADAS >

Una propuesta a ser tomada en cuenta

Columnas

Una propuesta a ser tomada en cuenta

Como cada Año Nuevo, el Papa ha pronunciado una homilía ...

06 de enero
Kuelap renace

Columnas

Kuelap renace

  Hace tres semanas se cumplió el tan ansiado viaje de re...

16 de diciembre
“La Capitulación de Ayacucho”: arte e historia

Columnas

“La Capitulación de Ayacucho”: arte e historia

No son pocas las veces en que la historia y el arte se unen para dejar...

09 de diciembre

COMENTARIOS