Hugo Neira

¿A qué llamamos cultura chicha? Tres opiniones

Una cultura, un estilo social y una actitud idiosincrática

¿A qué llamamos cultura chicha? Tres opiniones
Hugo Neira
06 de agosto del 2018

 

Las presentes crónicas se interesan por «las culturas». En Perú, hay varias. No hablamos de las amazónicas, ni de los aymaras comerciantes que han inundado Arequipa y Moquegua. En nada soy contrario a esa antropología tradicional. Pero pienso que más bien deberían interesarnos las culturas urbanas, por obvias razones. Una mayoría aplastante de peruanos vive en ciudades. Hay varias «culturas». En cuanto al tema de la choledad, en Guillermo Nugent, fue gran éxito en 1992. Pero sin dejar de ser una glosa un tanto facilona de Octavio Paz, El laberinto de la choledad. El título nunca me gustó, suena a «cochineo». Al margen de eso, es un gran ensayo. Hoy se habla, corrientemente, del «achorado», de la cultura combi, de la cultura chicha. La presente nota se refiere a esta última.

Comencemos, pues, por definir el concepto mismo. Es una manera de precisar la temática que abordamos. Todo saber es inevitablemente reductor. Aquí el tema central es el de la cultura, en particular urbana. Ocurre que desde los años cuarenta del siglo pasado, los antropólogos —el americano Boas, el inglés polaco que fue Malinowski— estudiaban a los indígenas australianos, indios americanos y sudamericanos, y aldeas africanas, pero sus sucesores se pusieron a observar, estudiar y describir a las comunidades urbanas, los migrantes, los grupos marginales, las minorías étnicas de las subculturas urbanas y las contraculturas. Esta última, de los jóvenes en conflicto con la cultura dominante de sus mayores. En otras palabras, la antropología y la sociología, en los Estados Unidos, dejan el campo y vuelven a la ciudad. Un cambio decisivo es el de Howard Becker, Outsiders (1993). Pasaron a estudiar las modas juveniles, en eso hay que leer a Marvin Harris, que está traducido desde hace decenios. Añadiría los trabajos del francés Pierre Bourdieu. La distinción es de 1979.

El concepto de cultura es variado. Pero desde 1871, quiere decir «un conjunto de hábitos o costumbres que adquiere el ser humano en la sociedad». Concepto del antropólogo británico E. B. Tylor, «todas las habilidades técnicas, los símbolos sociales de toda sociedad humana». Y es así como en esta enorme sociedad que es Lima, aparecen conceptos como la cultura chicha. Por brevedad, reduzco esta nota a tres contribuciones. La cultura chicha según Arturo Quispe Lázaro. Luego, una de mis alumnas que se ocupó de esa temática. Y lo que dice que es chicha Danilo Martuccelli en Lima y sus arenas.

No conozco personalmente a Arturo Quispe Lázaro, pero he bajado su texto de Internet. Arranca desde un ángulo político, ¡cuándo no! Escribe en el 2000, y lo primero es «los diarios chicha». «Pasquines de la mentira, del engaño y del ocultamiento de la información». Luego se ocupa «de la fraudulenta re-reelección del presidente Fujimori, cuando aspiraba a un tercer mandato, ¿se acuerda el lector? Y señala que la tecnocumbia y el «baile del chino», como lo chicha, nacen con la música que democratiza. Luego, el concepto se aplica a una descomunal simbología. Quispe Lázaro observa la polisemia del término. Crédito chicha, tren chicha, presidente chicha, colores chicha, arquitectura chicha, vedette chicha, animadora chicha. Del «achichamiento del mercado». Y del profesor y escritor Abelardo Sánchez León, «este Perú, profundamente corrupto y chichero» (revista Quehacer).

¿Qué es chicha para Quispe Lázaro? La amalgama de culturas. «En lo estético-cultural, colores estridentes, combinación en las comidas, mal gusto. Lo informal, la mezcla, la flexibilidad de las normas y los valores, lo inescrupuloso». No lo dice, pero podemos usarlo en ese significado. Poder Judicial chicha. Fuera de las normas. En suma, una connotación negativa. Según Quispe Lázaro, debido a que lo urbano y limeño produce «bajo la atmósfera de una convulsión social y cultural» lo que llama «la chicha, enfrentamiento tradicional entre dos tipos de cultura, la andina y la costeña».

Segundo punto de vista. Mabel Patricia Ordóñez, una peruana, una de mis exalumnas. Sostiene que el origen es la gran migración de la provincia a Lima, «a partir de los atentados terroristas en ciudades andinas». «La cultura chicha es de la población provinciana que ve Lima como la tierra prometida». La vincula al emporio de Gamarra, a los mototaxis, a las zonas altas de los cerros, a los conos. Reconoce que «es un mundo donde faltan servicios sociales». La cultura chicha es un primer paso, aunque espera «la formalidad de esa población radicada en Lima».

Tercer punto de vista, Danilo Martuccelli. Profesor de sociología en la universidad París Descartes. En libro del 2015, Lima y sus arenas. El concepto, nos guste o no, la curiosidad europea, lo hace conocido en el mundo entero. ¿Qué dice Martuccelli? Que la cultura chicha es primero una expresión musical, con «un imaginario de fusión». Luego «pasa a designar una cultura, un estilo social y una actitud idiosincrática más o menos generalizada. Observa que lo criollo fue también una música en sus inicios. Felipe Pinglo, pues, «la noche cubre ya con su negro crespón». «Lo criollo, años treinta».

Como podrá apreciar el amable lector, la capacidad de síntesis de los franceses. Y su perspicacia. He dicho espíritu de síntesis y algo más, honestidad intelectual. ¿Sabe el lector que cita a Quispe Lázaro? En fin, para el profesor de la Sorbona, que conoce por lo visto bien a la ciudad de Lima y su gente, «la chicha es un kitsch, cuya expresión está en la avenida de la Marina, lugar de confluencia de jóvenes populares urbanos. La chicha son los hostales, como lugar de paz y de sexualidad ante la vorágine de la ciudad». Y aquí se detiene este modesto esfuerzo.

 

Hugo Neira
06 de agosto del 2018

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