LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¡Una nueva confrontación Ejecutivo-Legislativo destruirá el país!
De una u otra manera la anarquía legitimaría la constituyente
Existe una posibilidad de que el adelanto general de elecciones en el Congreso se bloquee, sobre todo porque las bancadas parlamentarias del eje bolivariano, al parecer, se niegan frontalmente a esa posibilidad. Con el argumento de que el adelanto general de elecciones debe considerar la instalación de una asamblea constituyente, los legisladores de izquierda se niegan a apoyar la iniciativa.
Igualmente, existe otro sector de la centro-derecha que se opone a convocar elecciones si es que no se garantiza un cronograma de reformas constitucionales y arguyen que la fecha debe ser el 2024. En este contexto, es posible que la reforma constitucional para recortar el periodo de mandato (del Ejecutivo y el Legislativo) y adelantar las elecciones no sea posible. Como sucedía con las pasadas vacancias, faltarían votos.
El gran problema es que el debate sobre el adelanto electoral se produce en momentos en que la sociedad y nuestras fuerzas armadas y policiales, enfrentan un proceso insurreccional que ha causado cerca de 20 muertes lamentables y trágicas, que ha significado el ataque a una veintena de comisarías y que ha dejado más de 200 policías heridos.
Los sectores del eje bolivariano señalan que la movilización de vanguardias –pequeñas, muy organizadas y extremadamente violentas– se calmará si renuncia la presidente Dina Boluarte, se cierra el Congreso, se adelantan las elecciones y se instale una constituyente. Algunos sectores de la derecha, sin información histórica sobre otros procesos revolucionarios, consideran que todo se estabilizaría si se adelantan las elecciones. La ingenuidad se cae por sí sola cuando contemplamos a las bancadas comunistas negándose a votar por el adelanto electoral si es que no va la constituyente.
Una hipótesis a considerar en el análisis, entonces, debería señalar que, a lo mejor, no es posible el adelanto electoral. En ese escenario, algunos sectores progresistas comienzan a plantear que el Ejecutivo debería proponer una nueva confianza por el adelanto electoral y desarrollar una nueva confrontación de poderes públicos.
Creemos que si el Ejecutivo y el Legislativo vuelven a enfrascarse en una confrontación sin sentido, el proyecto de la asamblea constituyente podría emerger como una salida ante la generalización de la anarquía. Sorprendentemente luego de conseguir la vacancia del peor presidente de la historia republicana, se estaría construyendo una nueva contradicción insalvable que solo alimentaría la constituyente.
La política se hace con lo que existe, con lo que es posible. Cualquiera sea el resultado de las votaciones sobre el adelanto electoral, el Ejecutivo y el Congreso están obligados a dialogar, a pactar y a desarrollar las reformas posibles en el sistema político y relanzar el crecimiento y la inversión privada.
Nuestras fuerzas armadas y policiales, que hoy defienden la Constitución restableciendo la ley y el orden, necesitan el respaldo de una civilidad que no ha estado a la altura de las circunstancias. El solo hecho de la continuidad de las instituciones, el solo hecho de la continuidad de un nuevo Ejecutivo y de un Congreso con una mayoría clara a favor de la democracia, ya es una victoria sobre un proceso insurreccional que fue alimentado desde el Estado durante el año y medio de Gobierno de Castillo.
En cualquier caso, los peruanos y los demócratas tenemos que identificar la principal amenaza contra el Estado de derecho y las libertades: el proceso insurreccional que reclama una constituyente. Identificada la amenaza, la política se vuelve más realista y viable.
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