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¿Trabajando para García?

¿Trabajando para García?
Víctor Andrés Ponce
16 de marzo del 2015

Alan García posee un discurso contra el gobierno, el antiaprismo y todos los sectores que temen su candidatura.

La decisión del Congreso, en primera instancia, de acusar constitucionalmente al expresidente Alan García por los informes de la llamada Megacomisión sobre los casos BTR y colegios emblemáticos es un verdadero regalo de campaña para el líder aprista. Un presente porque una posible acusación constitucional parece muy remota por los trámites ante la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales y la Comisión Permanente del Legislativo, y porque García ahora sí tiene el argumento perfecto para sostener que el gobierno y el nacionalismo pretenden inhabilitarlo para evitar su triunfo electoral. Es decir, la polarización ideal que necesita el líder aprista.

La decisión del Congreso reedita los yerros tradicionales de los anti en la política peruana: el anti aprismo (quizá el antialanismo) y el anti fujimorismo, que antes que debilitar han terminado fortaleciendo lo que pretendían combatir. De ahí que, al margen de las encuestas y de las fotografías de hoy, todos los analistas y enfoques señalen que los candidatos más fuertes para el 2016 son Keiko Fujimori y Alan García. El anti en el Perú, pues, no paga.

Las bases legales de la supuesta acusación constitucional contra García que se promovió en la Megacomisión son realmente endebles. Un candidato en carrera electoral no puede ser inhabilitado por una figura tan gaseosa como una supuesta infracción constitucional, que no tiene tipicidad y que depende exclusivamente  de una mayoría circunstancial en el Congreso. Si el legislativo avanza en esta ruta, de una u otra amanera, se enturbiará el proceso electoral hacia el 2016. ¿Quién está interesado en un escenario de este tipo?

El nacionalismo, Sergio Tejada y la mayoría de la Megacomisión, en una obsesión por inhabilitar la candidatura aprista, han terminado colocando a García como un rival formidable de Keiko Fujimori, quien, según las encuestas y las proyecciones, debe ser la principal animadora de la segunda vuelta del 2016.

El regalo le llega a García en un momento en que parecía haber perdido algo de la astucia que lo caracteriza en el espacio público. Por ejemplo, la ingenuidad de revelar una reunión con Mario Vargas Llosa que podría vincularlo con una estrategia para explotar el antifujimorismo. Y quizá también algo preocupado porque las proyecciones electorales en encuestas y fotografías recientes no le son favorables, se presentó en el programa de Magaly Medina e hizo concesiones a la farándula, algo absolutamente encontrado con sus amplias posibilidades de elaborar un discurso articulado y esperanzador en la campaña.

Hoy el líder aprista no tiene mayores problemas. El regalo le permite enfilar un discurso contra el gobierno, el antiaprismo y todos los sectores que temen su candidatura. Como reza el viejo refrán, nadie sabe para quién trabaja.

Por: Víctor Andrés Ponce
16- Marzo-2015  

Víctor Andrés Ponce
16 de marzo del 2015

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