LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Toledo y el fiscal
La abrupta separación del fiscal Cárdenas de las investigaciones a Toledo y Nadine.
Cuando faltaban dos semanas para emitir su dictamen sobre el caso Ecoteva que involucra a Alejandro Toledo, Marco Cárdenas Ruiz fue separado de la Primera Fiscalía de Lavado de Activos debido a una inconducta funcional. El motivo: el magistrado manejaba ebrio. El Fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, luego de haberse enfrentado al propio presidente Humala, señalando que “al Ministerio Público se le respeta”, optó por cortar la testa de un fiscal a quien no le había temblado la mano a la hora de investigar a figuras encumbradas del poder.
El error de manejar ebrio, ¿justifica el relevo de Cárdenas? Una interesante pregunta para los especialistas. En todo caso, vale anotar que la salida del incómodo magistrado se produce luego de que el fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, sostuviera una reunión con el presidente Humala. Algo más. Recordemos que el jefe de Estado embistió contra el fiscal Cárdenas porque había agilizado los papeles en la investigación de lavado de activos contra Nadine Heredia.
Pero, ¿qué pueden significar estas marchas y contramarchas del Ministerio Público en investigaciones contra figuras de la cúspide? Que no hay nada nuevo bajo el sol en la institución encargada de defender la legalidad por nuestra Carta Política, no obstante la suspensión del Fiscal de la Nación, Carlos Ramos Heredia, por el Consejo Nacional de la Magistratura. El reemplazante Pablo Sánchez después de unos meses de interesante gestión, a la primera que pudo, se deshizo de un fiscal que solía ponerle el cascabel al gato.
A estas alturas, con un ex Fiscal de la Nación suspendido y con otro que cambia radicalmente de parecer luego de entrevistarse con el jefe de Estado, la interrogante sobre la mesa, ¿existe un Ministerio Público capaz de actuar al margen de las presiones del poder?
La pregunta es pertinente, sobre todo, considerando que de aquí hacia el 2016 una manera de preservar la gobernabilidad es evitando la judicialización de la política, es decir, evitando que los políticos pretendan reemplazar a fiscales y jueces y conviertan el escenario público en un gran tribunal de acusaciones y excomuniones. Pero solo hay una manera de reducir el espacio a esa nociva tendencia de judicializar la política: ¡Qué los fiscales y jueces hagan su trabajo! Si eso no sucede, los políticos y el Congreso sentenciarán como tremendos jueces.
La manera cómo ha reaccionado la Fiscalía ante la inconducta funcional de un fiscal incómodo, despojándolo de casos emblemáticos con los que se había ganado respeto por el coraje, aparece tan inapropiada que, inevitablemente, abre las puertas de lo grotesco: contemplar a Alejandro Toledo denunciando que el fiscal Cárdenas “no tiene autoridad moral por el grado de alcohol” con que conducía su auto, solo nos recuerda las orillas de lo grotesco que muchas veces está emparentado con las tecnologías del cinismo.
En todo caso, la decapitación del fiscal Cárdenas nos podría indicar una tendencia hacia las elecciones del 2016. Los fiscales renunciando a investigar, los políticos empujando investigaciones en el Congreso ante la inacción de jueces y fiscales, y algunos candidatos enjuagándose la boca con moralinas pese a los evidentes vínculos con millonarias cuentas y propiedades descubiertas.
Por Víctor Andrés Ponce
06 - Mar - 2915
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