LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¿Qué hay detrás del affaire DINI?
Según Constitución y usos de la democracia, Jara debe asumir su responsabilidad.
La noticia acerca de que la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) había realizado miles de búsquedas para conocer las propiedades y los activos materiales de políticos, empresarios y periodistas remeció el sistema político e, incluso, reactivó una iniciativa para censurar al Gabinete Ministerial que preside la señora Ana Jara. De pronto, otra vez, parecía vislumbrarse un choque entre el Ejecutivo y el Legislativo.
La información se conoció aderezada con algunos detalles muy curiosos: entre los rastreados figuran familiares del presidente Humala, ministros, ex titulares de ministerios y de Gabinetes del propio régimen nacionalista, pero de Nadine Heredia y su familia, como se dice, “no se oye, padre”. ¿Cómo entender la naturaleza de esta operación tan masiva y tan burda que ya no parece provenir de un organismo de inteligencia?
A nuestro entender lo que está sucediendo en la DINI es el remanente o, si se quiere, la resaca del proyecto autoritario del nacionalismo que fracasó en todas sus líneas. Diversas piezas y muchos engranajes de ese proyecto se quedaron colgados, sin planes ni orientaciones, cuando se hizo inviable la candidatura de Nadine Heredia por falta de apoyo popular y por la firme posición de una mayoría política, social y mediática que hizo escuchar su voz. Ya no tenía demasiado sentido controlar las jerarquías de las fuerzas armadas y policiales ni porfiar en el control del Ministerio Público ni del Poder Judicial. Y por allí asomó la desconcertada DINI no obstante que le habían duplicado los presupuestos en gastos reservados. No hay otra manera de entender el escándalo de las miles de búsquedas realizadas.
Un proyecto autoritario que avanza en las fronteras mismas de la democracia requiere información para neutralizar y controlar a posibles adversarios. En la Dini, al parecer, se estaba elaborando una base de datos inicial para el futuro. Así sucedió con los momentos más negros del fujimorato y así pasa en Venezuela, Ecuador y Bolivia. Ahora bien, lo que podría estar sucediendo tras archivarse el proyecto autoritario es que el sobredimensionamiento de ese organismo haya desatado autonomías y luchas internas que se expresan en los periodicazos que empezamos a conocer acerca del organismo de inteligencia. Quizá estos destapes continúen hasta el fin del gobierno nacionalista y no sería de extrañar que gatillen nuevas crisis de gobernabilidad.
Hasta antes de conocerse las búsquedas que comentamos, al igual que los gatos, el Gabinete Jara parecía gozar de siete vidas. En un hecho sin precedentes en nuestra historia constitucional, el Congreso le negó en dos ocasiones el voto de investidura y se presentaron diferentes pedidos de censura que al final fueron neutralizadas por interesantes respuestas oficialistas como la salida de Daniel Urresti. Sin embargo, ni siquiera los felinos gozan de la inmortalidad. Y, de nuevo, la oposición intentará derribar al Gabinete Jara.
Todo parece indicar que la señora Jara, con sus buenas maneras, no tiene nada que ver con el affaire de la Dini. El asunto más bien parece conectado con las cúspides de Palacio. No obstante, alguien debe asumir la responsabilidad política de tanta tropelía, según nuestra Constitución y los usos y costumbres de las democracias. En todo caso, una vez más, no sería nada extraño que nuestro sistema político se arrime al abismo donde se contempla una crisis de gobernabilidad.
Por Víctor Andrés Ponce
23 - Mar - 2015
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