LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
PPK y el antivoto
La elección presidencial del 2016 y la ausencia de un outsider antisistema.
Un escenario del 2016 donde los principales animadores sean Keiko Fujimori, Alan García y PPK, como representantes del elenco estable que, de una u otra manera, acompaña y representa el crecimiento económico y la reducción de pobreza de las últimas dos décadas, si bien podría revelar que el antivoto está en retirada, no necesariamente indicaría que esta zona negra del humor político se haya convertido en cadáver.
Por si acaso, usamos el condicional porque los periodistas formulamos preguntas y sugerimos. Nada más. El antivoto podría estar en desbande por el desastre del gobierno nacionalista que ha apagado a la estrella de América Latina y ha deteriorado la institucionalidad a niveles impensados. Como sabemos, Humala es la quintaesencia del anti voto y el gobierno actual es definitivamente la peor administración post Fujimori.
Pero también es cierto que el antivoto puede resucitar ante el protagonismo de Keiko y Alan en los comicios del 2016. El antivoto es un estado primario a la democracia, corresponde al mundo de los fanatismos religiosos, nacionalistas e ideológicos. En este universo enrarecido las razones son delgadas, es el mundo de las tripas, de los instintos.
Pero si el antifujimorismo y el antiaprismo se levantan de sus tumbas y no hay outsider, no hay candidato viable más allá de esa tríada del elenco estable que deprime a los sociólogos de izquierda, ¿por dónde se podría recostar el antivoto? Todo parece indicar que el afortunado sería PPK.
Quizá la escena de un Mario Vargas Llosa poniendo un alto en sus actividades literarias para arengar por PPK aparezca como una imagen coherente. Pero imaginemos a un Marco Arana o a un Alberto Moreno de Patria Roja en la encrucijada de tener que decidir entre ese “trío del mal”. El asunto debe ser devastador para quienes han pugnado con cuerpo y alma por el candidato alternativo al elenco estable, ya sea con apellido de outsider u otro nombre, pero algo diferente a los luciferes que hoy tienen las preferencias en las encuestas.
¿A qué viene todo esto? A lo mejor PPK tiene una enorme franja electoral para sumar alianzas y pactos y transformarse en la válvula de escape del anti voto y, de pronto, el candidato más recostado por la franja derecha podría aparecer algo izquierdizado, tal como sucedió con el anuncio acerca de que los pepekausas empezaban a dialogar con Patria Roja.
Sin embargo también podría haber un riesgo gigantesco. El hecho de sumar aliados y pactos entre los sectores que desencadenaron el desastre nacionalista, más allá de que ahora asuman el papel de Pilatos con lavativas púbicas, podría originar varios puching ball que podrían ser golpeados por las tiendas naranja y de Alfonso Ugarte.
En todo caso estos apuntes solo se refieren a un posible escenario: la preeminencia de un elenco estable en la política. Existe la posibilidad de que emerja el candidato del anti voto, porque el deterioro del espacio público es demasiado grave, porque la política se ha convertido en un gran tribunal donde si no te defiendes, entonces, es el turno para atacar.
El radicalismo anti minero durante el gobierno nacionalista ha hecho su tarea paralizando Conga y Tía María y agravando la desaceleración de la economía. Si sumamos crisis política perpetua con frenazo económico el asunto da para cualquier desenlace.
Por Víctor Andrés Ponce
10 – Jun – 2015
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