LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Humala y los errores con Chile
El presidente Ollanta Humala volvió a equivocarse con Chile. Durante la reunión binacional con Bolivia, el jefe de Estado peruano respaldó la voluntad del país altiplánico de conseguir una salida al mar. Al margen de lo gaseoso del pronunciamiento, es evidente que una declaración de ese tipo es inoportuna, porque Bolivia ha demandado a Chile ante la Corte de la Haya para obligar a los mapochos a negociar una salida al mar.
La respuesta chilena no se hizo esperar: Michelle Bachelet canceló una reunión bilateral con Humala, pero precisó que, de todas maneras, asistirá a la reunión de los países de la Alianza del Pacífico del 1 y 2 de julio en Paracas. A este paso, Ollanta pareciera acostumbrarse a los maltratos de los jefes de estado de países vecinos. Más allá de las distancias con los hechos, Evo Morales lo “desairó” con la entrega cinematográfica de Belaunde Lossio, y Bachelet ahora lo maltrata al borrarlo de la agenda.
Sin embargo, parafraseando a los clásicos de la geopolítica, habría que preguntarse, ¿dónde están los intereses de estado del Perú? ¿Dónde está la razón de estado que debemos preservar?
Perú y Chile han construido la única diplomacia que parece evitará una conflagración mundial en el siglo XXI: la diplomacia del libre comercio y las inversiones. Las inversiones mapochas en el Perú representan alrededor de US$ 16,000 millones en tanto que las peruanas en Chile suman US$ 10,000 millones. Las exportaciones nacionales hacia el estado sureño han crecido en 114% en la última década: de US$ 719 millones en 2004 a US$ 1,538 millones en 2014. Si le agregamos la masiva migración de peruanos a Chile, entonces, sin temor a equivocarse, Chile es el país con el cual el Perú ha desarrollado más integración que otro en el continente.
Pero no solo se trata de los lazos que se establecen en el mercado, sino que, más allá de los cuestionamientos, Perú y Chile son dos sociedades abiertas con democracia y estándares de libertad muy superiores al autoritarismo boliviano. Y si seguimos sumando, está la participación conjunta de ambos estados en la Alianza del Pacífico, el bloque de integración regional más dinámico que, no obstante la desaceleración, todavía sigue creciendo y reduciendo pobreza. ¿Por qué entonces el yerro de entrometerse en el conflicto boliviano-chileno? No se entiende.
Desde la razón del estado peruano no hay justificación para el resbalón. Las invocaciones de una historia común no tienen sentido frente a los evidentes intereses que el Perú debe preservar en el sur. Es más, si alguien pretende atrincherarse en temas históricos habría que recordar cómo el Perú se embarcó en la Guerra Pacífico por una mal entendida solidaridad que luego significó perder territorios. Vale repetirlo hasta la saciedad: la paz y el desarrollo no provienen de declaraciones presidenciales sobre temas limítrofes, sino del lenguaje silencioso de las inversiones y el libre comercio, que derriba fronteras y extiende la paz y la prosperidad.
Por Víctor Andrés Ponce
26 – Jun – 2015
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