LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¿Good bye Nadine?
Sergio Tejada abrió el camino que conduce a la pareja presidencial hacia el infierno
Las denuncias en contra de Martín Belaunde Lossio que salpican a la pareja presidencial han motivado reacciones diferentes en Ollanta Humala y Nadine Heredia. El jefe de Estado asume sus responsabilidades en la COP 20 como si dijera al mal tiempo buena cara, llevando la procesión bien por dentro. Nadine Heredia, por el contrario, ha bajado considerablemente el perfil. Ya no pretende ser la figura descollante que anuda todas las iniciativas y reacciones del régimen.
Para simplificar las cosas, en Nadine pareciera notarse más preocupación por los acontecimientos que el propio Ollanta. La razón es simple: de alguna manera comienza a ser evidente que las denuncias que se acumulan no solo afectan el presente sino el futuro. Y quién más futuro en la política tenía era la propia Heredia. Vale recordar que ella había alcanzado cerca de 60 puntos de aprobación.
La Primera Dama se había convertido en una figura respetada por el empresariado y el espacio de centro derecha porque, al margen de la verosimilitud de la trama, el relato en el cual ella aparecía morigerando los arrestos estatistas de Humala había pegado muy fuerte. Mario Vargas Llosa, uno de los garantes del gobierno nacionalista, había vaticinado que Nadine iba a ser una gran animadora de las elecciones del 2021.
Antes de que Sergio Tejada comenzara el triste papel de tratar de inhabilitar a un candidato en carrera, Alan García se había desatado en elogios a la señora Heredia. Es decir, el mañana le pertenecía a la Primera Dama. No había lugar a dudas. Hoy ese horizonte aparece sombrío. Suculentas consultorías pagadas por empresas vinculadas a Belaunde Lossio, convierten las actuales denuncias en motivos de sospecha y, considerando las relaciones con la oposición, luego del 2016 se presentará uno de los infiernos del Dante para la mal llamada pareja presidencial.
Los pecados de la soberbia, de la juventud. Cuando se le pedía a la señora Heredia que diera un paso atrás ella insistió en correr y en aplastar. La estrategia de confrontar con la oposición y de envilecer la política solo se explicaba por el proyecto de reelección conyugal. Cuando el gobierno quiso retroceder y enmendar el rumbo ya había emergido el caso del ilegal resguardo policial a la casa de Óscar López Meneses y ya asomaba la punta del iceberg de las denuncias contra Belaunde Lossio.
A Alan García lo sometieron a verdaderas horcas caudinas con la llamada Megacomisión. No existían pruebas, solo ciertos indicios. Para ser justos hasta ahora no hay pruebas que vinculen directamente a Ollanta y Nadine con las corruptelas de Belaunde Lossio, pero hay multitud de indicios. Trayectorias comunes en campañas pasadas, facturas por sorprendentes consultorías, reuniones en la casa del gerente de la empresa cuestionada, y muchas cosas más. Si las cosas se resolvieran por indicios ya hay condena desde ayer.
Con la misma vara que midas serás medido, nos dice la Biblia. De una u otra forma, el triste papel del Sergio Tejada ha creado todos los caminos que conducen al infierno de los esposos Humala. Si es que un documento o una prueba no precipitan un desenlace, luego del 2016 a la llamada pareja presidencial le será muy difícil respirar, porque padecerán el infierno en que parece haberse convertido su mañana.
En ese contexto, ¿hay futuro político para Nadine? Demasiado difícil. Y da pena que la política peruana siga siendo el espacio de una guerra interminable. ¿Alguien se atreve a plantear una tregua?
Por Víctor Andrés Ponce
(12 - dic - 2014)
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