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Fray Martín de Porres en Palacio

Fray Martín de Porres en Palacio
Víctor Andrés Ponce
20 de febrero del 2015

Caso de espionaje abre oportunidad para tender puentes gobierno-oposición.

La denuncia del espionaje contra tres integrantes de la Marina de Guerra del Perú a favor de Chile ha logrado lo que parecía imposible: reunir al presidente Ollanta Humala, al ex presidente Álan García, al ex presidente Alejandro Toledo, a Keiko Fujimori, a Luis Castañeda y a los demás líderes políticos del país. 

Es cierto que todos los problemas pendientes con Chile fueron resueltos con el fallo de la Corte Internacional de la Haya, pero también es evidente que cualquier tema de seguridad nacional con Chile, por sí solo, tiene la virtud de convocar a la unidad nacional. Aunque tampoco se puede obviar que la reestructuración del Gabinete Jara y el relevo de Daniel Urresti, Eleodoro Mayorga, Carmen Omonte y Daniel Figallo tienen mucho que ver con esta suerte de convergencia que, cualquiera diría, ha sido convocada por Fray Martín de Porres. 

Lo lamentable del impulso a este cónclave es el posible espionaje de militares peruanos a favor de Chile en un momento en que las relaciones del Perú con el hermano país del sur están en inmejorable situación: las clases políticas, los militares y los empresarios de ambos países, cada día, desarrollan estrechas relaciones que harían palidecer de envidia a cualquier país integrante de la Unión Europea. De ahí que si un sector del gobierno pretendiera utilizar esta denuncia de espionaje para crear cortinas de humo y esconder otros problemas sería demasiado grave e irresponsable. 

Las imágenes en las que se vió a la Jefa de Gabinete, Ana Jara, recibiendo a los líderes convocados a Palacio quizá nos revela un nuevo momento político en el país después de la reestructuración del Consejo de Ministros. Por lo pronto, este remozado Gabinete parece haber recuperado el oxígeno suficiente para seguir en la brega. Es muy difícil  imaginar ahora un movimiento a favor de su censura en el Congreso. 

Con la reestructuración de sus ministros, más la convocatoria a este cónclave para informar sobre el espionaje, evidentemente, el gobierno recuperó la iniciativa política. Salvó al Gabinete Jara, colocó los temas de agenda y relegó a un segundo plano las denuncias sobre lavados de activos contra Nadine Heredia. El inusual reflejo político que se nota en Palacio debiera servir para tender auténticos puentes entre el oficialismo y la oposición, y para definir entre los actores del espacio público una agenda común que nos permita recuperar gobernabilidad y desarrollar la transición hacia el 2016 con todas las fuerzas políticas juntas. También para enfrentar la desaceleración económica y retomar los niveles de inversión privada que explican el crecimiento económico de las últimas dos décadas y la impresionante reducción de pobreza que hizo que nuestro país fuese considerado la estrella de América Latina. 

De una u otra manera, Fray Martín de Porres estuvo en Palacio y logró reunir a perro, pericote y gato. No malgastemos esta oportunidad y desterremos la polarización política. 

Por: Víctor Andrés Ponce
20 - Feb - 2015  

Víctor Andrés Ponce
20 de febrero del 2015

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