El hilo del Gabinete

La perpetua crisis política amenaza con devorarse a la gobernabilidad

La convocatoria a una Legislatura Extraordinaria para que el Congreso vuelva a pronunciarse sobre la ley que crea el Régimen Laboral Juvenil (también conocida como ley Pulpín), se podría interpretar como la decisión del Ejecutivo de devolverle el bulto al Legislativo habida cuenta de que dicha norma fue aprobada por los congresistas. Pero cualquiera sea el desenlace de la reunión de hoy, el gobierno enfrentará una severísima derrota política. Vale recordar que la norma fue propuesta por el gobierno y defendida contra todos los huracanes por más de un ministro.

Lamentable el final de una norma que, desde el punto de vista técnico, apuntaba a  formalizar el empleo en sectores de la juventud sin protección. Pero el error de no haber explicado los beneficios de la señalada norma lo asumirá el Gabinete en pleno. Si bien la legislatura extraordinaria solo puede tratar la agenda de la convocatoria, de una u otra manera se desvelará el tenue hilo del cual todavía se sostiene el Gabinete de Ana Jara.

Daniel Urresti, ministro del Interior, se encargó de poner el pecho por el asunto de los reglajes, pero la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) depende de la PCM. Igualmente vale señalar que la procacidad de Urresti lo ha convertido en candidato seguro a la censura legislativa. Ni qué decir de la agresividad del titular de Defensa, Pedro Cateriano; ni de los yerros de Daniel Figallo en la cartera de Justicia.

En otras palabras, el Gabinete está más que pedido. Existen pocas posibilidades de que recupere oxígeno, y si le agregamos la fuga perfecta de Martín Belaunde Lossio a Bolivia, por angas por mangas, debería estar en cuidados intensivos.

Por todas estas consideraciones el presidente Ollanta Humala tiene que desarrollar un giro radical en su manera de gobernar, relevando al Gabinete Jara y convocando otro de amplia base, de manera que se preserve la gobernabilidad y avancemos con tranquilidad hacia el cambio de gobierno en el 2016. ¿Cuál es la otra ruta? ¿Avanzar hacia la confrontación autodestructiva?

Además, el paso atrás palaciego sería una manera de preservar el trabajo de los ministros de la producción, sumamente empeñados en enfrentar la desaceleración económica, y el del titular de Educación, Jaime Saavedra, embarcado en una audaz reforma de la escuela pública.

El Perú se parece a una nave a punto de naufragar. La gobernabilidad está hecha flecos. El gobierno, principal responsable de esta situación, debería restablecer los puentes con la oposición para avanzar a entendimientos y garantizar un cuarto proceso electoral sin interrupciones.

La derogatoria de la Ley Pulpín nos recuerda la gravedad de la situación: un gobierno arrinconado, sin mayoría parlamentaria, una bancada oficialista que se desgrana por todos los costados y las acusaciones contra la pareja presidencial que crecen como la espuma.

La estrella de América Latina se ha desacelerado dejando boquiabiertos a los analistas internacionales, pero no solo se ha frenado económicamente, sino que la perpetua crisis política ya amenaza con devorarse a la gobernabilidad. Enmendar el rumbo es tarea del gobierno pero también de la oposición.

Por Víctor Andrés Ponce
(26 - Ene - 2015)