LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
El cometa Urresti
A propósito del virtual lanzamiento del ex ministro del Interior como candidato al 2016.
El ex ministro del Interior Daniel Urresti confirmó que ensayará la candidatura presidencial luego de inscribirse en el nacionalismo, y los enfoques y análisis sobre las posibilidades del agresivo y procaz ex titular se multiplicaron a diestra y siniestra. Algunos, incluso, se atrevieron a pronosticar sobre el candidato que más sería afectado por esta especie de inesperado astro que ha aparecido en el firmamento público y que algunos dan por hecho que ha llegado para quedarse. Sin embargo existe otra posibilidad: que Urresti tenga la fugacidad de un cometa. Nada más.
Para empezar habría que separar la paja del grano. ¿El más de 40% de aprobación de Urresti se explica por su voluntarismo en las calles o por sus tuits contra Alan García y Keiko Fujimori? Frente a un régimen y sus ministros que negaban la gravedad de la crisis de seguridad ciudadana, Urresti reconoció el problema, se lanzó a las calles con cámaras y flashes y, no obstante no haber implementado una sola reforma, cosechó popularidad. En un primer momento, ¿quién no conseguiría popularidad si asume el principal problema del país?
Cosa distinta es el Urresti anti establishment, la figura contra “los partidos tradicionales”, que apareció en el Twitter con una procacidad pocas veces vista en la política peruana. Si ese lado de Urresti funciona hasta catapultarlo como un candidato presidencial viable es un asunto que lo confirmará el calendario.
Sin embargo, aquí vale formular una pregunta: ¿Hasta dónde pueden funcionar el anti aprismo y el anti fujimorismo en una democracia que ha tenido dos gobiernos que han cultivado con esmero la voluntad de exclusión? Recordemos que, en la democracia post fujimorista, los regímenes de Toledo y Humala se caracterizaron por ser fortalezas del anti. También recordemos que los líderes de esa voluntad pre- moderna hoy están con el agua hasta el cuello por los casos Ecoteva, Antalsis y otros. El apellido del anti viene de una supuesta voluntad moralizadora que hoy ya no parece existir, porque para los moralizadores de ayer parece empezar hoy un verdadero camino al Gólgota en los pasillos judiciales y legislativos.
Los cultores del anti, pues, no la tienen toda consigo, porque muchas imágenes han cambiado en la sociedad peruana. La idea de que Humala solo fue elegido por el anti fujimorismo, por angas o por mangas, fortalece la figura de Keiko frente al peor gobierno de los últimos tiempos.
Urresti entonces podría tener la fugacidad de un cometa de medio pelo. Un militarote gritón que pretende copiar el voluntarismo y la procacidad del primer Chávez, pero que sin la circulina y el fajín tiene que demostrar de dónde viene, qué sabe, y qué propone. Y en ese terreno, tarde o temprano, resbalará todas las cáscaras de plátano habidas y por haber, tal como lo hizo al frente de Interior.
Por todas estas consideraciones, Urresti es una gran interrogante. Posiblemente Palacio apostará con fuerza a la candidatura del ex titular y si no funciona probará con los buenos modales de doña Ana Jara. Quizá para evitar falsas expectativas, vale recordar que el Perú es el único país de América Latina donde un proyecto bolivariano llegó al poder y no pudo quebrar la institucionalidad y la economía abierta. Desde el fracaso del velascato y el fin del fujimorato, los ensayos autoritarios no funcionan por estos lares.
Por Víctor Andrés Ponce
25 - Feb - 2015
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