LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Buscando a Camila
La presencia de discursos obsoletos en las protestas juveniles recientes
Las masivas protestas estudiantiles en contra de la ley que establece un nuevo régimen laboral para los jóvenes entre 18 y 24 años ha entusiasmado de tal manera a algunos que, incluso, hablan de un renacimiento de la política peruana. Es evidente que todos debemos gratificarnos de que la juventud, ese divino tesoro, que fue la base del Apra, AP, la DC y la izquierda en el siglo XX, retorne al espacio público. No hay democracia ni libertad sin política y la juventud siempre será un motor de la acción pública.
Sin embargo en medio de la espontaneidad de las redes sociales que organizan los sistemas de consulta y decisión más horizontales de la historia aparecieron algunos jóvenes líderes que repetían discursos archivados, que olían a moho y formol.
El sesgo antiempresarial del mensaje de estos jóvenes nos revela que todavía no se extrae lecciones de nuestra historia. Desde la Independencia, uno de los problemas del Perú para construir una sociedad abierta fue la ausencia de un poderoso sector privado. Finalmente, las instituciones republicanas no prendieron, los partidos no prosperaron, porque el mundo económico era una prolongación del universo estatal. Y cuando hubo sector privado en la llamada sociedad oligárquica éste se concentró en pocas familias. Hoy el sector privado representa a la mayoría de la sociedad y se democratiza en los mercados populares. El crecimiento económico y la reducción de la pobreza no se explicarían sin la gran novedad social de nuestra modernidad. Sin embargo los jóvenes resucitan viejos lemas anti burgueses de los ochenta.
Si no aparecen dirigentes y discursos alternativos que expresen el vértigo de la globalización que nos invade por los poros, nada nuevo habrá bajo este sol. No se gestará un sujeto político diferente a los actores que han empobrecido el espacio público.
Todos los movimientos juveniles que se transformaron en factores políticos desafiaron el statu quo ideológico y cultural de su tiempo. Víctor Andrés Belaunde, Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui se atrevieron en su época. ¿Qué de innovador puede haber en repetir los discursos de Marco Arana o Nicolás Maduro?
En los predios tradicionales de la izquierda, al parecer, se ha encendido un foquito. Se considera que se podría repetir en el Perú la experiencia chilena. Se sueña con que la protesta estudiantil incline la balanza de la sociedad hacia la izquierda. Se sueña con que surja una Camila Vallejo que representa la irrupción de los universitarios. Pero en nuestra sociedad la vacuna anti estatista todavía nos inmuniza.
El Perú fue el primer país con empresas estatales y cooperativas durante el velascato que antecedió a los proyectos bolivarianos de los noventa. Los peruanos inauguramos las colas y el desabastecimiento con el dólar MUC de los ochenta. Sendero Luminoso creó anticuerpos poderosos contra el discurso colectivista.
Los jóvenes ideologizados con discurso antiprivado son, pues, rarezas sociales que no podrán representar la diversidad individualista de los muchachos que salen a las calles. La izquierda está buscando su Camila no obstante que la Vallejo de hoy se ha desdibujado por completo, casi ha perdido todos sus colores.
Mientras tanto los líderes políticos que deberían hacer pedagogía suman y restan en función de la campaña electoral hacia el 2016.
Por Víctor Andrés Ponce
(07 - Ene - 2015)
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