LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Acuerdo nacional por la educación
Oposición debería comprometerse a continuarreforma meritocrática en curso
En medio de la permanente crisis política y la desaceleración económica del país han comenzado a surgir ministros reformistas que empiezan a pisar el acelerador de los cambios. Uno de los sectores que comienza a destacar nítidamente es el de Educación a cargo de Jaime Saavedra. El programa y el ideario de una reforma de la educación basada en la meritocracia se han convertido en el eje de la gestión.
Para remar en la dirección de la meritocracia, Saavedra enmendó las incomprensibles medidas que había asumido la administración anterior que buscaban contemporizar con el sindicato magisterial, eterno enemigo de las evaluaciones y concursos docentes.
Es decir, Saavedra rectificó los errores de Patricia Salas y retomó el camino meritocrático que se había iniciado durante el gobierno aprista y que, por primera vez, había puesto en vereda a la dictadura magisterial. Pero las cosas no quedaron allí. Saavedra retomó la experiencia del Colegio Mayor, uno de los proyectos favoritos del ex presidente García, y anunció 13 nuevos colegios mayores en provincias que empezaran a funcionar el 2015.
En otras palabras, Saavedra ha desarrollado un implícito acuerdo nacional a favor de la educación. Arrió banderas y le dice hoy a la comunidad política y a la oposición que, en cuanto a reforma educativa, no puede haber partidos y colores. Bueno, pues, es hora de que la oposición devuelva el gesto y se comprometa a continuar y profundizar las reformas que desarrolla el ministerio de Educación. Aquí no pueden existir cálculos, porque estamos hablando, sobre todo, de los niños más pobres del país.
Vale recordar que el marxismo maoísta se apoderó de las facultades de educación y comenzó a nombrar profesores en base en criterios ideológicos antes que meritocráticos. Las nuevas generaciones de docentes de la escuela pública fueron adoctrinados en la receta marxista y, de pronto, el colegio nacional se hundió en la noche más mediocre de nuestra historia. Hasta antes del gobierno aprista nadie parecía desafiar la dictadura magisterial, pero la administración de Saavedra nos indica que la reforma meritocrática no es un proyecto sino una realidad palpable. Por todo eso, sería un suicidio social si la oposición se niega a establecer un acuerdo para continuar la actual reforma meritocrática.
Hoy los maestros son evaluados y concursan por plazas, los directores son seleccionados para ser nombrados y los propios colegios participan en competencias para presentar los mejores rendimientos escolares. Docentes y alumnos se han puesto a estudiar para recuperar el tiempo perdido. Sí, eso está pasando en el Perú. No todo es ataque y excomunión.
Desde la Ilustración, la humanidad se la ha pasado discutiendo sobre la igualdad de oportunidades que los ciudadanos deben tener para construir su futuro. La reforma meritocrática tiene una bandera principal: la igualdad de oportunidades para todos los niños que estudian y saben al margen de pobrezas y riquezas.
En una reciente evaluación, los chicos del Colegio Mayor se impusieron a los mejores colegios privados de la capital. La mayoría de los alumnos de la escuela ganadora era provinciana y de origen humilde. Tremendo orgullo nacional que viene del puro mérito. La meritocracia no solo transformará la escuela pública sino que también mejorará los servicios de los colegios privados. ¿Alguien duda de la necesidad de un acuerdo nacional por la educación?
Por Víctor Andrés Ponce
(05 - dic - 2014)
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