Minería: bendición para Chile

Sobre cómo el cluster de Antofagasta ha encadenado minería con industrialización

Los intelectuales de izquierda insisten en que el desarrollo de la minería condena a los países a ser esclavos de las materias primas y a no alcanzar nunca la anhelada industrialización. Desde este portal ya hemos demostrado que están equivocados porque la minería genera nuevas industrias. El ejemplo más ilustrativo de ello es el cluster minero-industrial de Antofagasta, cuyo crecimiento ha tenido un extraordinario impacto en el bienestar de la población.

Dicho cluster, impulsado a inicios de los 90 por el sector privado chileno, con el apoyo del gobierno regional de Antofagasta, nació y creció alrededor de cuatro grandes minas que existen en esa región chilena: Chuquicamata, Radomiro Tomic, La Exótica y La Escondida.

El proyecto, planteado por la Asociación de Industriales de Antofagasta (AIA), nació a partir de la convicción de que esa región debía aprovechar al máximo e integralmente las oportunidades de desarrollo que ofrece la minería. Hoy la estrategia de Cluster Minero es un activo regional que ha dado resultados concretos en lo económico y social.

Gracias al éxito del cluster, Antofagasta tiene hoy un PBI per cápita de US$ 37.205, el más alto de Chile, cuyo PBI per cápita nacional es US$24,170 (Paridad de Poder Adquisitivo, según el FMI). Algo muy importante: Antofagasta tiene el menor índice de pobreza de ese país: un 3,2%, mientras que a nivel nacional es 7,8%.

Pero ¿cómo funciona el cluster? Es un conglomerado de empresas diversas que conforman el encadenamiento productivo de la minería: de fundición, energía, desarrollo de minerales industriales, infraestructura y servicios portuarios, entre otras que están conectadas entre ellas, con los parques industriales y con otras instituciones especializadas en formación de capital humano (escuelas, universidades e institutos tecnológicos). Todos ellos conforman el núcleo duro del cluster y desarrollan una estrategia conjunta de desarrollo regional.

Su acción impacta positivamente en la economía al generar además otros encadenamientos indirectos que impactan en la calidad de vida como la producción de agua desalada para consumo humano y la construcción de cines, conjuntos habitacionales, centros comerciales, restaurantes, hoteles, playas artificiales; los programas empresariales de responsabilidad social, entre otros.

¿Es posible emular esta experiencia exitosa en el Perú? Sí es posible, gracias al enorme potencial minero que tenemos. Carlos Gálvez, presidente de la Sociedad Nacional de Minería Petróleo y Energía, ha señalado que donde existen las condiciones más favorables es en Arequipa, porque esa región ya tiene un parque industrial y concentra cuatro grandes proyectos mineros: Ampliación de Cerro Verde, Tía María, Los Calatos y Quellaveco. A partir de esa zona entonces se podrían encadenar los demás proyectos del sur del país.

Otra región con potencial para un cluster a futuro es Cajamarca ya que también tiene varios proyectos mineros importantes: Yanacocha, La Granja, Galeno, Michiquillay, Conga. Una vez que estos se concreten necesitarán tener cerca una industria de refino, un ferrocarril, buenas carreteras, redes eléctricas, una industria metal mecánica, así como una cadena importante de servicios logísticos.

Queda claro entonces que la minería no una actividad meramente extractiva sino una locomotora del crecimiento económico que promueve el desarrollo de nuevas industrias y grandes encadenamientos productivos de bienes y servicios.