Arturo Valverde

Una Lima que se va ardiendo

La responsabilidad de conservar las casonas históricas es de todos

Una Lima que se va ardiendo
Arturo Valverde
16 de marzo del 2017

La responsabilidad de conservar las casonas históricas es de todos

Parafraseando el nombre de una de las obras del escritor José Gálvez —titulada Una Lima que se va— que recopila distintas crónicas sobre la Lima que le tocó vivir entre fines del siglo XIX y principios del XX, me entristece decir que a inicios de un nuevo siglo somos testigos de otra Lima que se va, y se va incendiándose.

La semana anterior, en el jirón de la Unión, se incendió una casona que funcionaba como local para algunos tatuadores y chamanes; era una casona antigua en donde se había registrado otro incendio el año anterior, en 2015, cerca de la Plaza San Martín. En octubre del 2014, una casona ubicada en la Plaza Dos de Mayo padeció la misma suerte, y aún luce destruida. En enero de este año, otra casona antigua que funcionaba como tienda de instrumentos musicales terminó incendiándose. Muchas de estas casonas datan de la época en que se conmemoró el centenario de la independencia del Perú.

Frente a esta situación, cabe preguntarse dónde quedó la labor de inspección por parte de las autoridades municipales, labor que debe tener en cuenta dos aspectos muy importantes: prevenir cualquier tragedia humana y preservar a los inmuebles de valor histórico de la capital del Perú. Sin embargo, aquí estamos acostumbrados a ver cómo las casonas se desploman por causa de un temblor o se las lleva el fuego. En la Plaza Bolognesi, por ejemplo, continúa casi destruida una casona ubicada en la avenida Arica, que se fue cayendo ante los ojos de todos.

La responsabilidad de conservar las casonas es de todos. Tanto de las autoridades como de los dueños de las tiendas que las habitan temporalmente, quienes deben evitar las conexiones eléctricas que puedan generar un desastre, así como contar con las medidas de seguridad básicas. ¿Hasta cuándo tendremos que ver cómo las llamas terminan haciendo cenizas parte de nuestra historia?

A todo esto, debemos también considerar la falta de un sentido de relación con la ciudad que habitamos. En algunos casos podría decir que ciertas personas tienen una conducta casi destructiva con respecto a la ciudad: vivimos en ella, manejamos por sus calles, hacemos negocio en sus avenidas… pero la ensuciamos, la orinamos, le sacamos todo el provecho que podemos, sin importar quiénes vengan después.

Tenemos que aprender a valorar lo nuestro, con urgencia.

 

Arturo Valverde

 
Arturo Valverde
16 de marzo del 2017

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