Tino Santander
El resurgimiento de Sendero Luminoso
Desde los sectores marginados de nuestra población
Sendero Luminoso es el nombre con el que se conoce al Partido Comunista del Perú, una organización terrorista que desató una ola de violencia criminal asesinando a todos los que no profesaban su fanatismo político. Nunca olvidaremos que la guerra de Sendero Luminoso contra el Perú fue cruel y sanguinaria. Por eso quienes vivimos la insania terrorista instintivamente condenamos cualquier actividad sospechosa de estar vinculada al senderismo. El repudio contra el senderismo es unánime, Sin embargo, a pesar de nuestro desprecio, no podemos dejar de preguntarnos ¿por qué surgió esta secta fanática y asesina?
Tal vez, la reflexión más sensata al respecto sea la del escritor Alonso Cueto, “todavía subsisten las grandes brechas económicas, sociales, raciales que fueron la causa del surgimiento de Sendero Luminoso”. No puede ser —dirán los defensores del sistema— porque hoy tenemos otro país; además, estamos integrados al mundo, tenemos millones de peruanos con acceso a servicios básicos, hemos construido carreteras asfaltadas en todo el Perú. Es verdad que falta mucho, pero, estamos avanzando en democracia. Sin embargo, Cueto tiene razón: las brechas de las desigualdades son inmensas y violentas, Para colmo, la negación psicótica y la ceguera de la clase política es histórica, pues parece que nunca comprenderá la diversidad de demandas acumuladas en el Perú. Y alucinan que estamos a un paso de integrar la OCDE.
Es más, la frivolidad antidemocrática del Congreso, que sabotea al Ejecutivo sutilmente, y el gobierno, que tiene como característica el dislate y el error político permanente, nos anuncian el fortalecimiento de un “nuevo sendero”. No el de las últimas décadas del siglo pasado, esa secta ideológica milenarista que marcha en romerías autistas recordando a sus “héroes” en un mausoleo marginal. A propósito de esto último, el gobierno increíblemente se ha convertido en tonto útil al antagonizar políticamente con criminales. Las guerras se ganan con inteligencia y no con anuncios histéricos. Además, en ninguna parte del mundo es ilegal hacer romerías a criminales; por ejemplo, en Colombia las hacen a la tumba de Pablo Escobar.
De hecho, el senderismo per se es violencia y paradójicamente nace desde el Estado, por su ineficiencia y corrupción en todos los niveles de gobierno. Más aún, no percibimos la frustración de millones de peruanos que no tienen acceso a servicios básicos; tampoco la de miles de pueblos que todavía no están conectados. Menos la de los policías insultados sutilmente por su propio ministro, que los llama incapaces y corruptos. Estamos ciegos al lento proceso de distritalización que los campesinos exigen para existir. Parece que nos hemos acostumbrado a la violencia de las pandillas, a las extorsiones, a la miseria del narcotráfico corruptor, a la informalidad marginal de millones de peruanos. Además de la invisible epidemia de alcoholismo que atraviesa todo el país generando violencia familiar, deserción escolar y baja productividad. En suma, estamos ante un nuevo senderismo tal vez más violento y generalizado en todo el país.
Finalmente, nos encontramos en un momento crucial de la historia del Perú. La tecnocracia liberal gobernante ha anunciado una revolución social que no empieza y que parece que será una simple reforma administrativa que no solucionará los graves problemas nacionales. Por otro lado, están los sectores marginados, los desiertos poblados de millones de peruanos, los agricultores abandonados y la Amazonia aislada del Perú, esperando la revolución social anunciada. Entonces, la pregunta es ¿quién promueve la violencia en el Perú?
Tino Santander Joo
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