El planeta se mofa de los alarmistas

Sobre el supuesto calentamiento global y la realidad de la Tierra

Tratando tal vez de competir en audiencia con “Fatmagul”, este año los turiferarios del cambio climático nos ofrecieron un melodrama llamado “El Niño”. Es así que hasta hace poco nos decían que: “Estamos por enfrentar un fenómeno de El Niño que podría ser el peor de nuestra historia”. Es que según Enrique Ortiz Tejada - y con él la mayoría de los comentaristas alarmistas del clima - las cosas son simples, dixit su misma carta de opinión: “la comunidad científica nos muestra que el cambio climático aumentará la frecuencia e intensidad de estos fenómenos si continuamos produciendo el mismo nivel de emisiones de carbono”

La comunidad científica, nada menos. ¡Rayos, eso impresionante!

Entonces fui a ver lo que nos dice dicha comunidad. Por ejemplo, en el quinto informe de la IPPC, ¡oh sorpresa! se lee, por ejemplo, en la página 23, sobre el fenómeno El Niño, que “Las variaciones naturales de la amplitud y el patrón espacial de ese fenómeno son grandes y, por lo tanto, persiste un nivel de confianza bajo en cualquier cambio proyectado concreto para el siglo XXI”.

Dicho de otra forma, El Niño es un fenómeno natural, lo confirman una vez más los arqueólogos; ya existía y variaba en intensidad en épocas en las que no se podía acusar la humanidad de emitir CO2. Pero además, en la segunda parte - por el nivel de confianza bajo en cualquier cambio - el IPCC desmiente completamente la afirmación del opinólogo nombrado. Pero puede ser que la mayor contradicción le venga de la misma naturaleza.

En efecto, al llegar a lo que podría ser el epílogo del pesado melodrama, aprendemos que, según los análisis más recientes del Comité Multisectorial Encargado del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen), “la probabilidad de que El Niño sea extraordinario se mantiene en 5%”, pero al fin y al cabo “se reduce probabilidad de un fenómeno de El Niño fuerte”.

Sea porque la temperatura global NO sube desde 1997, porque el hielo polar que no se derrite, o porque la peor tormenta tropical se convierte en petardo mojado, etc., el planeta parece seguir mofándose de quienes dicen defenderlo. Esto me lleva a darles algunas noticias del otro melodrama: el Circo Organizado en París, más conocido por su acrónimo COP21.

Como les había anunciado, después de una semana de negociación, los organizadores ya empiezan a jactarse de un supuesto acuerdo. No obstante, no se dejen engañar por los titulares y fíjense bien en el texto. Por ejemplo, de la frase “Dentro del texto, la clave está en los corchetes, unos 750 en la actualidad”. Si no entienden bien de qué se trata exactamente dichos “corchetes”, no se preocupan, el término fue escogido a propósito. En realidad, en el borrador de acuerdo se trata de los 750 puntos de desacuerdo…

Es así que, en el mismo sitio de la COP20, se reporta que: “Sobre esta base deberán negociar los ministros”, y se recalca la declaración de la embajadora francesa: “todavía no estamos al final del camino”, y “la mayor parte de los temas más problemáticos continúan sin resolver”.

Los  ministros pueden seguir esperando para encontrar soluciones, pero ya les comenté la situación real de varios países. entre los cuales figuran EEUU, China e India. Del mismo modo les indiqué algunas noticias provenientes de Reino Unido y España en cuanto a energía renovable. Les invito ahora a tomar conocimiento de la posición del asesor del Primer Ministro australiano, en The Guardian, sobre el tema del cambio climático (también acá en castellano).

¡Felizmente, no hay mucho que esperar de París!

Por: Vincent Dumortier