Desde la caverna

Sobre los graves problemas y la indolencia aparente del gobierno

A siete meses de las elecciones presidenciales, estamos secuestrados por la coyuntura, obligados a contemplar diariamente el grotesco espectáculo del descalabro de la pareja presidencial.

Mientras tanto, la inseguridad ciudadana campea ante los ojos de todos. El gobierno, vencido, solo ofrece bravatas y excusas. A pocos días de vencer el plazo de las facultades delegadas por el Congreso para legislar la materia, no se tiene noticia de los decretos legislativos que el gobierno piensa promulgar. No se ha tomado la molestia de informar de ellos a la opinión pública, mucho menos de debatirlos. Mientras tanto, la indignación de la opinión pública desemboca en la justicia callejera por mano propia.

Las dos ofensivas antimineras que prepara el antitistema en el Sur y en el Norte del país, para desalentar la inversión en recursos naturales en el país, son una forma de extorsión política a la vista de todos. Pero no es un tema que le preocupe al Presidente de la República, que no lo menciona siquiera, ocupado como se halla en justificar sus actos, intentando vergonzosamente distraer a la opinión pública con una entrevista programada a la misma hora en que se difunde una nueva denuncia.

El Niño asedia nuestras costas, y podría ser extraordinario y causar la pérdida de 4 a 6 mil millones de dólares, de dos a tres puntos del PBI. Pero la opinión pública no es informada del avance o retroceso del mismo, como se podría hacer diariamente  –los medios técnicos existen- para que se pueda hacer el seguimiento.

La inflación ha fugado del encierro a que se la redujo hace 25 años y se cierne sobre nosotros. Se agravará si hay escasez de alimentos en los mercados, causada por los desastres del  Niño. Pero el Banco Central de Reserva lucha solo contra la inflación. El gobierno se ocupa de incrementar el gasto corriente con déficit fiscal.

Pero encerrados en la caverna, impotentes antes el espectáculo de la autodestrucción del gobierno, el Premier propone un diálogo sobre estos temas que solo parece otro pobre intento de aprovechamiento político. ¿De qué sirve un diálogo cuando se necesita liderazgo ante el peligro?

Nada de esto es materia de interés de la pareja presidencial, sin embargo, ocupada solo de sí misma, obsesionada por la suerte que le espera.

Por: Jorge Morelli (@jorgemorelli1)