Hugo Neira

Bueno, resulta que sí hubo plagio

Bueno, resulta que sí hubo plagio
Hugo Neira
17 de febrero del 2016

Necesaria precisión sobre error de líder afroamericano    

Me refiero a Martin Luther King. Lo de Acuña es algo peor, le pone su nombre y apellido a libros ajenos. Y eso, realmente, no tiene nombre.

Sobre lo de MLK, su vida, rumores de plagios y mi artículo, en verdad tan visitado, debo decir que debo excusarme y a la vez agradecer a los que me han corregido. Particularmente a Dana Cáceres y a Eduardo Dargent, que me lo hicieron saber. Mi mujer, Claire, se puso a buscar otras fuentes y en efecto, el rumor, del que di cuenta, fue en vida suya, antes que lo asesinaran en Memphis, en 1968. El asunto se hace público veintitrés años después, en 1991. Las fuentes que me han servido, como he indicado, son las dos mejores enciclopedias conocidas —la Británica y la Universalis— pero mirando la fecha en que se redactaron sendos artículos, son por los años 80. Y por eso no traen información sobre este aspecto. De todos modos les pido mil disculpas. Rectifiquemos.

¿Cómo se llegó a verificar que hubo realmente plagios? Ocurre que la viuda de MLK,  Coretta Scott, hace una donación a la Universidad de Stanford. Y aquí salta la liebre. Según como me explica Dana Cáceres, al organizar los papeles del difunto Luther,  descubren que había plagiado varios pasajes de la tesis de Jack Boozer, un estudiante de la Universidad de Boston (la misma en que se gradúa MLK de doctor en Teología). El caso es que le fueron descubriendo otros plagios, incluyendo sus discursos. Y luego, entra a tallar una comisión de la Universidad de Boston. “Por lo menos unas 50 frases completas”. La comisión concluye que el plagio era de un 45% de su tesis en la primera parte; y un 21% en la segunda. Pese a ello, no le despojan del título de doctor. La cosa no se detiene ahí. Otra comisión, convocada por familiares para reunir su obra, descubre que el célebre discurso  “I have a dream” estaba en parte plagiado sobre uno que lo precedía, unos 11 años antes, obra del pastor negro Archibald Carey. Un perfecto desconocido. Dana me hace saber que pese a haber sido hecha impropiamente, “su tesis seguía siendo una inteligente contribución académica”, así decidieron adjuntar al ejemplar guardado en la biblioteca de esa universidad, “una carta que señala los pasajes sin entrecomillados, o sin citas apropiadas”.   

Sobre la herencia política y espiritual de MLK se abren varias vías. La primera, sigue siendo un apóstol de la no violencia, y había conseguido avances prodigiosos en cuanto a los derechos cívicos de los afroamericanos. Lo describen como “un hombre con un pie puesto en la Constitución y el otro en las Sagradas Escrituras. El hombre que marcó un sendero hacia la integración y la igualdad. Es la idea del profesor Keith Miller, quien recomienda leer a Taylor Branch, Parting the waters. America in the King Years, 1954-1963, bestseller de una trilogía sobre los derechos civiles. Una segunda corriente discute su liderazgo: no fue el único, estaban también los radicales, hombres como Malcom X, Bayard Rustin. Con MLK se queda el movimiento en algo racial y acaba en el 68. En realidad, se pretendía acabar con el racismo pero también con la pobreza y la violencia contra las mujeres. Reivindica el rol de las mujeres en ese liderato, y se dice que el 90% de las campañas las hicieron ellas.

La tercera tendencia es la que, por una parte, quiere justificarlo por razones culturales, y otros lo toman como un caradura. Parece que era un obseso sexual, “con un apetito insaciable de copulación” (Fdesouche.com). Parece que Jackie Kennedy lo consideraba un hipócrita redomado. Otros como Miller, de la Arizona State University, dicen que el estudio de sus discursos y textos muestra que “su eficacia se debía a mezclar tradiciones escritas de los blancos con el lenguaje oral de los negros” (tesis del doctor).

Wikipedia, a la que he citado, dice que en la autopsia, si bien tenía 39 años a la hora de su muerte, sus órganos eran los de un hombre de más de 60. Luther King el activista, su vida fue un acoso, prisiones, discursos, marchas, y los afroamericanos —dicen unos—, no estaban bien formados, de ahí los plagios. Otros dicen que no, que sí él había sido muy bien formado. No cuidó la forma, se sentía con un destino, una acción. Dicen que el mejor de sus discursos —los grandes oradores no son dados a lo escrito, Hitler, Mussolini, Fidel— fue en Memphis, en la víspera de su asesinato, en el Mason Temple. Un local para 3700 personas, una maravilla arquitectónica de H. Taylor. Por donde te sientas, igual estás cerca del predicador. Los que escucharon a MLK ese día, no lo podrán olvidar jamás. Ahí fue el discurso profético de la montaña, versión americana. Mejor que “He tenido un sueño”… Sin este hombre, humano y pecador, no habríamos tenido un presidente negro en la Casa Blanca. El fin no justifica los medios, pero hay que poner los hechos históricos en su contexto.

 

Por Hugo Neira

 
Hugo Neira
17 de febrero del 2016

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