Alentado cobardías

En Huancayo la población se organiza y moviliza contra la delincuencia

En época de terrorismo, las calles en las que había comisarías y  edificios públicos se cerraban para protegerse. Por entonces, Sendero Luminoso estaba siendo derrotado en la sierra por la acción decidida de los pobladores organizados en rondas campesinas y los pastores evangélicos alentando la unidad de las comunidades serranas. Hoy se recomienda a la población protegerse de la delincuencia quedándose quieta, sin ofrecer resistencia, entregando dócilmente sus pertenencias, escondiéndose asustada debajo de su cama. Ni una palabra, ni una letra, ni un plan estructurado que organice a la población. Nada para que ella misma sea el actor principal de su defensa.

Con la “marcha de los cuatro suyos”, un “espíritu democrático” atrapó a quienes querían cobrarse una deuda después de una década. El estribillo “el miedo se acabó” permitió que grupos de construcción civil salieran a las calles por falsos cupos de trabajo y una “propina” semanal. Albañiles y maestros de obra que se resistieron a la extorsión acabaron de cabeza en los cilindros de agua para, burla de sus compañeros de trabajo. Los propietarios de las obras aflojaron. Trasladaron esos pagos a los costos de obra. Hordas de extorsionadores se multiplicaban con la anuencia de los sindicatos y autoridades. Recuerde al ex presidente regional de Ancash, César Álvarez, vinculado con todos ellos.

Como pequeño constructor al frente de cada obra, con plomada y tortol en mano, manan kanchu era mi respuesta a los “sindicalistas”. Denunciamos sus amenazas en la comisaría y vía email a periodistas de la televisión. Frente a la vorágine antifujimorista dando rating esos años, mi dato habría sido una travesura de palomillas. Más tarde, fui asaltado por una turba de “obreros” con el apoyo de un patrullero, uniforme y armas. Tiempo después, Inspectoría de la Policía confirmó sanción de ¡seis días de arresto de rigor para los acusados!

¡15 años dueños de las calles. Más organizados y avezados!   

La gente pide vigilancia policial y le dicen que no hay suficientes policías. Entonces pide al Ejército en las calles y le dicen que no es su tarea. Le han dicho que se allane, que se resigne, que nuevas inversiones en equipos, que nuevas normas y sanciones resolverán el problema a su debido tiempo.

Huancayo ha decidido defenderse por sí misma, sin esperar la reacción tardía de la autoridad. Los vecinos organizados advierten a la delincuencia, por medio de banderolas, “que ratero agarrado no irá a la comisaría”. La autoridad no es ejemplo. Son los valerosos policías y las personas que se enfrentan a los ladrones.

Los delincuentes, mejor pertrechados que la policía, han logrado “el equilibrio estratégico” pregonado por Sendero Luminoso.

La policía tiene méritos. Tal vez alguno desganado o haciéndose el tonto por ser integrante de uno de los tantos clanes en los que es apoyo institucional, y algún pariente suyo el abogado de la banda. Con un paso adelante se pueden evitar coartadas, testimonios falsos y la eliminación de indicios y de personajes claves como Patrick Zapata, asesinado por no calcular ese potencial riesgo; como el taxista con teléfono oculto comunicándose con los delincuentes, que no fue cateado a tiempo; como la camioneta del corredor de autos, retirada en las narices de la policía luego de un accidente mortal.

Escritorios simulando soluciones - sin malicia, sin estar de vuelta y no de ida – producen fantasías.

La ausencia de liderazgo paraliza la economía nacional y toda determinación contra la inseguridad ciudadana. Patear cabezas de los delincuentes y alentar cobardías no resuelven nada.

 

Por: Manuel Gago Medina