Editorial Política

¿Y cómo va Conga?

¿Y cómo va Conga?
  • 15 de septiembre del 2015

La razón avanza y se va imponiendo sobre la falsa guerra por el agua

Cerca de cumplirse cuatro años de la paralización del proyecto minero Conga, debido a las protestas violentas promovidas por los antimineros radicales, la construcción de la mina sigue paralizada, pero las obras de responsabilidad social del proyecto continúan su marcha y al parecer están ganando la “guerra por el agua” declarada por los extremistas. Es decir, el proyecto sigue vivo y con él sigue en espera una inversión de US$4,800 millones que, cuando se concrete, contribuirá a generar empleo y reducir la pobreza.

Bajo la consigna “Agua sí, oro no”, los antimineros movilizaron a pueblos contra Conga haciéndoles creer una serie de mentiras, como aquella que sostiene que las alturas donde se hace minería son “cabeceras de cuenca” o fuentes del agua para el agro y la ganadería, o que la mina dejará sin agua a las comunidades y la tierra será contaminada por relaves y entonces los animales se morirán y los niños sufrirán enfermedades. Casi el apocalípsis.

En ese contexto, los radicales al parecer están empezando a perder una guerra que creían haber ganado. ¿Qué ha sucedido? Simplemente la realidad están desnudando aquellas mentiras que sembraron hace cuatro años para poner a los cajamarquinos en contra de Conga con el objetivo de frenar las inversiones mineras para desestabilizar el modelo económico actual y restaurar el estatismo que empobreció el Perú.

El agua está nuevamente en el centro del escenario político cajamarquino, pero esta vez para echar por tierra los mitos del relato antiminero. Los reservorios Challhuagón y San José, y las represas de los ríos Rejo y Grande, le han cambiado la vida de numerosas familias campesinas de Celendín y Cajamarca. Pero también han sido construidos 345 reservorios multifamiliares, se ha encementado 112 kilómetros de canales de regadío y se ha tecnificado el riego en más de 1800 hectáreas.

Las comunidades beneficiadas, que antes tenían agua solo en tiempo de lluvias, ahora tienen ese recurso vital todo el año, y gracias a ello cosechan dos veces al año, tienen más pastos, su ganado se alimenta mejor, produce más leche y, por consiguiente, han mejorado sus ingresos y se alimentan mejor. Se han multiplicado además los criaderos de truchas y otros peces.

Tales obras han despertado tanto interés en los cajamarquinos que son visitadas a diario por grupos de escolares, universitarios, trabajadores y familias enteras. El mito de las cabeceras de cuenca se está viniendo abajo y la gente está comprendiendo que la única manera de tener agua es construyendo reservorios y represas; que las lluvias solo discurren por las cumbres de las montañas y que éstas no son reservorios.

En esta nueva realidad, el apoyo inicial a Conga se ha consolidado en las comunidades de la zona de influencia de la mina, mientras que en las ciudades de Celendín y Cajamarca, la presencia de los reservorios y represas va cambiando poco a poco la percepción errada que tenían muchas personas contra la actividad minera. El impacto de esas obras es tan grande que los radicales -que se opusieron a su construcción- ahora presionan para que sean entregadas a los gobiernos locales manejados por ellos.

El núcleo duro de la oposición a Conga se está reduciendo al frente radical Plataforma Interinstitucional de Celendín, que en principio estuvo bajo el control del Movimiento al Socialismo (MAS) de Gregorio Santos, pero ahora está en manos del partido Tierra y Libertad de Marco Arana. El presidente de la PIC, Milton Sánchez Cuba, está hoy empeñado en ser congresista porque necesita de la inmunidad: un fiscal ha pedido 30 años de cárcel para él por su responsabilidad en la destrucción de bienes públicos y privados, bloqueos de carreteras, y secuestros y agresiones contra diversas personas, durante las protestas violentas contra Conga.

En los distritos de Huasmín y Sorochuco, que también se movilizaron contra Conga, las protestas contra Conga han amainado notablemente luego que el gobierno nacional les otorgó los recursos necesarios para la construcción de sus respectivas redes de agua potable y desagüe. En toda la provincia de Celendín las expectativas sobre el futuro económico han mejorado por el impulso del proyecto hidroeléctrico de Chadín y de otras obras de infraestructura para el desarrollo.

En Cajamarca, el panorama es opuesto. La recesión ocasionada por la parálisis de Conga continúa y se manifiesta en un creciente desempleo y la depreciación de las propiedades inmuebles. Hay además una sobre oferta de alquileres de viviendas debido a que con el proyecto minero paralizado perdieron su empleo unas 8,000 personas. Pero la oportunidad para recuperar todo lo perdido sigue allí, mientras los enemigos de la inversión privada y sus mentiras van quedando cada vez más expuestos en toda su desnudez.

  • 15 de septiembre del 2015

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