La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Legislativo posterga interpelación a Vizcarra
La decisión de la mayoría legislativa fujimorista de postergar la interpelación a Martín Vizcarra, primer vicepresidente y ministro de Transportes, por la polémica adenda al contrato del Aeropuerto de Chinchero, es un gesto que merece reconocerse y aplaudirse. Revela que los actores políticos están dispuestos a forjar la más amplia unidad nacional para enfrentar la destrucción de la infraestructura nacional y de las casas y propiedades de miles de peruanos, destrucción causada por las lluvias y los huaicos más devastadores de las últimas décadas.
Las estadísticas empiezan a ser aterradoras. No obstante que el Senamhi calcula dos semanas más de intensas precipitaciones pluviales, en la actualidad existen 62,000 damnificados, más de 60 muertos, 11 desaparecidos y 72 heridos. El ministro Vizcarra informó que el 22% de la red vial ha sido afectada por las lluvias. No solo se trata de las provincias, áreas con menor desarrollo en infraestructuras, sino que las tres cuencas de la capital se han desbordado, amenazando a todos los puentes de la capital sobre el Rímac e inundando distritos como San Juan de Lurigancho.
El norte parece enfrentar a todas las plagas bíblicas. Las inundaciones, por ejemplo, llegaron al centro histórico de Trujillo, mientras que en Lambayeque y Piura la descarga pluvial era tan intensa que interrumpió el tránsito de la Panamericana Norte. En Lambayeque el desborde del río La Leche arrasó con poblaciones enteras. En Tumbes 4,000 personas permanecían aisladas en la provincia de Contralmirante Villar por el desborde de los ríos. En sur del país las lluvias y las nevadas también comenzaban a golpear a las provincias de Apurímac y Cusco.
Pero no solo se tratan de desastres, sino que el crecimiento económico también será afectado. Si bien todavía no se puede establecer en cuánto afectará el crecimiento del PBI, en el Instituto de Economía de la Cámara de Comercio de Lima se considera que el PBI apenas crecerá en febrero 2.8% y 2.2% en marzo, como consecuencia de los desastres naturales. Si a esto le sumamos que el escándalo Lava Jato ya ha paralizado cerca de la mitad de los US$ 18,000 millones que el gobierno pensaba destrabar en obras de infraestructuras, es más que evidente que el Perú está en emergencia nacional y requiere la más amplia unidad nacional para enfrentar semejante crisis.
Si las cosas son así, el Jefe de Estado debería convocar a una gran mesa de diálogo con los partidos políticos —particularmente con el fujimorismo— para coordinar cómo gestar la unidad nacional para enfrentar la emergencia y empezar la reconstrucción de la infraestructura nacional. Igualmente Fernando Zavala, presidente del Consejo de Ministros, debería tomar la iniciativa y convocar reuniones con la mesa directiva del Legislativo y las bancadas parlamentarias. Un gran paso en ese sentido ha sido la convocatoria al Acuerdo Nacional.
La manera cómo el Estado —a través del gobierno central, las regiones y los municipios— enfrenta las calamidades naturales desnuda el fracaso estatal, la improvisación y el vacío que existe en el poder político del país. La manera cómo el gobierno central, las regiones y los municipios se pelotean la responsabilidad de la administración de las cuencas de los ríos, por ejemplo, es la imagen gráfica del fracaso estatal.
La necesidad de enfrentar los desastres naturales obliga a las instituciones del Estado a invertir la lógica elitista de los políticos en el Perú: la única manera de reconstruir la infraestructura y la propiedad de los peruanos afectados es en permanente consulta con las poblaciones. Es decir, con una lógica de abajo hacia arriba. Si esta lógica se desarrolla sobre la base de una amplia unidad nacional, empezaría un cambio radical en la política nacional.
COMENTARIOS