La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Luego de conocido el relevo de Mirtha Vásquez de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), la administración Castillo suma dos gabinetes fallidos que solo han agravado la crisis nacional y revelan la incapacidad del jefe de Estado para convocar a políticos, profesionales y técnicos adecuados para conducir el Estado. No es extraño entonces sostener la tesis acerca de que la extrema ideologización del presidente Castillo lo está llevando a materializar la estrategia leninista resumida en “destruir el estado burgués desde adentro”.
A nuestro entender, el Gabinete Bellido solo se diferenció del Gabinete Vásquez en las formas y en las maneras. Nada más. Ambos gabinetes tenían como norte general la convocatoria de una asamblea constituyente, más allá de diferencias con respecto a la diplomacia bolivariana. Por ejemplo, Guido Bellido, en calidad de presidente del Consejo de Ministros, lanzó la propuesta de nacionalizar el gas y azuzó a las comunidades de Chumbivilcas para crear el desmadre en el corredor vial de sur, donde se emplazan la mina MMG-Las Bambas y las unidades que producen el 50% del cobre nacional.
Antes de asumir la PCM, Mirtha Vásquez tenía como credenciales haber destruido las posibilidades de Cajamarca de reducir la pobreza y convertirse en una zona con ingresos por encima de la media nacional. Ella fue tenaz opositora de Conga y de las minas del cinturón de cobre del norte. Asimismo, cuando ejerció la presidencia del Legislativo impulsó la derogatoria de la Ley de Promoción Agraria, la mejor ley económica de las últimas décadas.
Ya a cargo de la PCM, la señora Vásquez respaldó la propuesta de restarle competitividad a la minería nacional, a través de la propuesta de reforma tributaria para aumentar los impuestos a las empresas y ciudadanos del sector Economía. Y, finalmente, Vásquez anunció el cierre unilateral de cuatro minas –el Ejecutivo luego retrocedió– y empoderó a las minorías radicales que pretenden bloquear proyectos mineros con acciones de fuerza.
El presidente Castillo, el Gabinete Bellido y el Gabinete Vásquez, entonces, son los directos responsables del desgobierno nacional y la destrucción del país. Los anuncios de la asamblea constituyente y las nacionalizaciones del gas y los recursos naturales explicarán el desplome de la inversión privada en el 2022, no obstante los precios altos de los minerales y el avance de la economía mundial. Es una verdad incuestionable que el Perú crecerá por debajo de la expansión mundial, algo inaceptable considerando el nuevo superciclo de los precios de los minerales.
Igualmente, la seguridad ciudadana, sobre todo en Lima, comienza a ser desbordada por la ola criminal, luego de que la administración Sagasti descabezara a 18 oficiales generales de la policía nacional (PNP) con el objetivo de controlar políticamente la institución, y en contra de la ley. La guerra entre comunistas y progresistas en el Ministerio del Interior es parte de esa secuela por el control político de la PNP. Pero lo más grave: la ineficiencia y la incompetencia en el manejo del sector. En el momento en que el Ejecutivo se aprestaba a declarar un cuestionado estado de emergencia ya no había ministro del sector ni director de la PNP.
En síntesis, los gabinetes conformados desde la orilla comunista y la progresista han comenzado a implosionar todos los avances del Perú: desde el nombramiento de 13 prefectos vinculados al Movadef, el desmantelamiento de las reformas en la educación, transporte y otros sectores, hasta el reciente y absurdo cierre de la refinería La Pampilla, que desatará un desabastecimiento general de combustible para el transporte terrestre y aéreo.
Tres gabinetes en menos de seis meses solo apuntan a una responsabilidad: la incapacidad del jefe de Estado para convocar a gente capaz.
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