Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
El jueves pasado un grupo de manifestantes, liderados por dirigentes extremistas, tomaron e incendiaron las instalaciones de la operación minera Apumayo en Lucanas, una de las provincias del sur de Ayacucho. Las conmovedoras imágenes de las llamas de fuego tragándose los equipos y camiones, entre otros, son sin duda un aterrador mensaje para las inversiones privadas en el sector, sobre todo en un país en el que la minería es uno de los principales motores del crecimiento de la economía, la generación de empleo y la reducción de la pobreza.
Aquí no nos queda ninguna duda de que las violentas jornadas contra las empresas mineras en el sur ayacuchano han sido alentadas por operadores radicales y militantes del extremismo comunista que, bajo cualquier pretexto, pretenden liquidar las inversiones mineras en la zona. En las provincias de Parinacochas, Lucanas y Paúcar del Sara Sara existe un Frente de Defensa pequeño, pero muy activo, dirigido por sectores radicales que en los primeros días de octubre convocaron a este paro en las tres provincias referidas.
La razón principal para la declaratoria de un paro indefinido en el sur ayacuchano a partir del día 28 de octubre pasado, según revisamos los documentos del Frente de Defensa, giraba en torno a la “expulsión” de tres empresas mineras –Inmaculada (Paúcar del Sara Sara), Breapampa (Lucanas) y Apumayo (Lucanas-Parinacochas)– por una supuesta “continua contaminación” de las aguas de los ríos y cuencas. Se exigía además la liquidación de operaciones mineras en las denominadas “cabeceras de cuenca”.
Pues bien, de momento los dirigentes del Frente de Defensa o de diversas organizaciones sociales en la zona no han presentado una denuncia basada en estudios técnicos que comprueben esa “continua” contaminación de los ríos o afectaciones de las aguas por parte de alguna de las empresas mineras en la zona. Por ejemplo: la OEFA ha supervisado la mina Inmaculada 15 veces y ha abierto ocho procesos administrativos sancionadores, y en ninguno ha encontrado posible afectación de las aguas o los ríos. ¿De qué se trata entonces todo el reclamo? Pura ideología.
Asimismo, los dirigentes extremistas reclaman la eliminación de las operaciones mineras en las cabeceras de cuenca en estas tres provincias del sur de Ayacucho, aunque no existe una definición exacta y científica de lo que es una cabecera de cuenca. Cabe indicar que la idea de cerrar minas en estas zonas ha encontrado eco en algunos congresistas; como en el caso de Margot Palacios, congresista por Ayacucho que ha presentado un proyecto de ley para declarar la “intagibilidad de las cabeceras de cuenca” y, por ende, el cierre de las operaciones mineras.
La idea no es nueva, ya en el 2017, a solicitud del entonces parlamentario Marco Arana, el Congreso aprobó una ley de cabecera de cuenca que, dicho sea de paso, aún no se ha reglamentado. Si la propuesta de Arana era delimitar e identificar las cabeceras de cuenca, algo por ahora técnicamente imposible, el proyecto de la congresista Palacios es declarar la intangibilidad de una zona geográfica que no se conoce. ¿Cómo así se puede presentar semejante propuesta? Vale añadir que Margot Palacios es una de las congresistas más radicales de Perú Libre, promotora además de una nueva Constitución y la Asamblea Constituyente.
Si no existe ninguna evidencia que avale las demandas de los dirigentes extremistas, ¿por qué entonces el terror y la violencia en las minas del sur ayacuchano? Ya lo dijimos, por pura ideología. Pero además por la desidia de la administración Castillo, que no atiende las continuas demandas de estos dirigentes extremistas para conformar una mesa de trabajo y que, desde la PCM o desde el Ministerio de Energía, se plantee una solución técnica y científica contra las leyendas del radicalismo. Y si bien hoy el paro se ha levantado en Ayacucho, es altamente probable que en las próximas semanas se reorganice.
La minería hoy es el pan del Perú. El cobre y el oro, dos minerales en cuya producción el Perú lidera y es altamente competitivo, se encuentran en un ciclo de crecimiento de los precios y no se aprovecha el contexto. Días atrás el corredor minero del sur también estuvo paralizado. Sin duda, estamos frente a un ataque muy bien orquestado del extremismo contra la minería moderna del Perú.
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