Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Desde aquí seguimos con atención lo que ocurre en las provincias del sur de Ayacucho y la latente conflictividad social en la zona. El día 15 de diciembre pasado se realizó la reunión de la mesa de diálogo en Coracora –provincia de Parinacochas– en la que participaron funcionarios de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), autoridades locales y dirigentes de las organizaciones sociales. El resultado y las conclusiones de esta junta con respecto a las inversiones mineras son tan inciertos que solo favorecen y empoderan a los sectores antimineros.
Antes de continuar vale recordar que esa reunión fue uno de los acuerdos que se pactaron cuando la primera ministra Mirtha Vásquez fue a Coracora y, de una manera errática, se comprometió ante las autoridades y dirigentes antimineros al cierre unilateral de cuatro operaciones mineras en tres provincias del sur de Ayacucho. Una promesa de la PCM que ha sido rechazada por el gremio minero, sindicatos y empleados de las operaciones mineras.
¿Qué sucedió en esta nueva mesa de diálogo en Coracora y cuáles son los nuevos acuerdos que representan una amenaza constante a las operaciones mineras? El primero es que la PCM mantiene el compromiso de la conformación de una comisión ejecutiva que “visitará” las cuatro operaciones mineras para “evaluar” su funcionamiento y sus posibles afectaciones al medio ambiente.
El problema con este punto es que en esta comisión ejecutiva participarán antimineros y agitadores vinculados con el comunismo más ortodoxo. Por ejemplo, Walter Antayhua Cuadros, el alcalde provincial de Parinacochas, un opositor tenaz al desarrollo de la minería moderna en estas tres provincias, integrará este grupo que “evaluará” las supuestas afectaciones ambientales de las operaciones mineras.
Otro acuerdo que amenaza directamente la viabilidad de las operaciones mineras es que el Gobierno continuará con la ejecución del piloto sobre la denominada identificación e intangibilidad de las cabeceras de cuenca, un compromiso asumido por la PCM el 19 de noviembre. Es decir, de continuar con el proyecto piloto, semejante relato servirá como bandera para que el movimiento antiminero continúe con la estrategia de liquidar la minería moderna.
Como todos sabemos, el mito de la cabecera de cuenca señala que las fuentes hídricas para el consumo humano y la agricultura se originan sobre los 3,000 metros sobre el nivel del mar (es decir, en las áreas donde se ubican el 80% de las minas del país). Un relato de principio a fin porque las fuentes hídricas provienen de las lluvias y se necesitan construir represas y reservorios para garantizar agua para el consumo humano y la agricultura.
Los compromisos asumidos por la PCM Mirtha Vásquez el pasado noviembre son una verdadera caja de Pandora, difícil de cerrar. El movimiento antiminero ha elevado a la enésima potencia estos acuerdos y compromisos del Ejecutivo y ha logrado incidir en las expectativas de la población a favor del cierre de las minas. Nadie sabe cómo solucionar semejante conflicto. En otras palabras, hay una bomba de tiempo contra las empresas mineras en Ayacucho que, en las próximas semanas, puede estallar en otras protestas violentas, como ya sucedió con el incendio de Apumayo, en Lucanas.
A permanecer alertas y a exigir que el Ejecutivo haga cumplir la Constitución y las leyes.
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