Editorial Política

¡Se levanta ola democrática incontenible en defensa del voto!

¿Hasta dónde llegan las irregularidades del proceso electoral?

¡Se levanta ola democrática incontenible en defensa del voto!
  • 13 de junio del 2021

El sábado pasado en Lima se desarrolló la mayor movilización de las últimas décadas: más de 50,000 personas tomaron las calles de Lima y desarrollaron un imponente mitin con la participación de Keiko Fujimori, la candidata encargada de defender las libertades y el sistema republicano en esta segunda vuelta (no mencionamos los millones de ciudadanos que participaron en las marchas por la vida porque tienen otro contenido). Lo más sorprendente: la movilización ciudadana fue convocada por colectivos civiles independientes, liderados por Vanya Thais, una joven activista de la libertad que sorprende por su voluntad en la defensa del sistema republicano.

En esa marcha quedó en evidencia un hecho macizo para la buena sociología y el análisis político: Lima es una ciudad de todas las sangres. O si quieren ser más precisos, Lima es la ciudad más andina de todo el territorio nacional, en donde se han mezclado todas las razas, todas las culturas, todos los colores y todos los humores. El argumento de la izquierda comunista acerca de que solicitar la impugnación de miles de actas de las zonas rurales es “una conducta racista” se fue por los suelos.

Las mismas movilizaciones se observaron en ciudades norteñas, como en Trujillo, y comienzan a multiplicarse en el exterior. En este contexto, emerge una pregunta ineludible: ¿Hasta dónde llegan las irregularidades del actual proceso electoral? Hemos conocido infinidad de denuncias con respecto a la estrategia de Perú Libre de torcer la voluntad popular en estas elecciones. Abundan videos en que se escucha las instrucciones a los personeros del movimiento del lápiz para apoderarse de las mesas de votación –llegando temprano e instalando las mesas– y “sumar todos los votos a favor”. Y, efectivamente, eso es lo que ha sucedido en donde los personeros aplicaron ese software.

Pero eso no es todo. Las actas con decenas de mesas firmadas por una sola persona, con muertos, niños y desconocidos, se multiplican de aquí para allá. De otro lado, las arbitrarias impugnaciones a los bolsones electorales de Fuerza Popular para demorar la proclamación del verdadero triunfador o acelerar la de un supuesto vencedor han sido verificadas en todo el país.

No obstante, a medida que se han ido conociendo las irregularidades, se ha ido desvelando ciertas conductas en la Organización de Procesos Electorales (ONPE) que, simplemente, estremecen a nuestra conciencia democrática: las actas observadas por la ONPE nos revelan que el suelo no estaría parejo en la campaña electoral de la segunda vuelta.

Por ejemplo, en los últimos procesos electorales la mayor cantidad de actas observadas provenían de las zonas rurales. En la segunda vuelta en disputa, la mayoría de las actas rurales fueron oleadas y sacramentadas por la ONPE, no obstante absurdos estadísticos como el que Perú Libre obtuviera todos los votos de la mesa y Fuerza Popular alcanzara cero votos. Sin embargo, lo realmente extraño: la mayor cantidad de actas observadas se produjeron en las ciudades y el extranjero. De un total de 1,328 actas observadas por la ONPE, el 84% corresponde a los bolsones electorales –urbanos y del extranjero– de Fuerza Popular. Esta conducta de la entidad electoral, ¿acaso no definiría el resultado de la elección nacional, considerando las décimas que separan a ambos candidatos?

Por todos estos hechos es absolutamente legítimo preguntarse, ¿hasta dónde llegan las irregularidades del actual proceso electoral? ¿Acaso las irregularidades y las conductas extrañas de las instituciones no comprometen la voluntad electoral expresada el domingo 6 de junio?

Estas preguntas se vuelven dramáticas porque Perú Libre, la supuesta fuerza ganadora de la elección, pretende llegar al poder –tal como lo anuncian públicamente– para colectivizar la economía e iniciar el largo camino autoritario que han materializado los chavismos latinoamericanos en la región. ¿Cómo creen que la mayoría –o para ser justos, la mitad del país– va a aceptar enrumbar al matadero a sabiendas de que los números y los procesos del acto electoral no están para nada claros y la diferencia es apenas de décimas?

El Perú empieza a demostrar que se merece la libertad. Luchar hasta quemar el último cartucho; es decir, hasta contar el último voto y denunciar la última irregularidad electoral.

  • 13 de junio del 2021

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