Editorial Política

¡Que la llama de las clases medias y emergentes no se apague!

Encuestas revelan que las distancias entre candidatos se acortan

¡Que la llama de las clases medias y emergentes no se apague!
  • 10 de mayo del 2021

La buena sociología debe permanecer impresionada frente a la extraordinaria movilización de las clases medias y sectores emergentes del Perú, que levantaron una ola anticomunista, anticolectivista, que muy rápidamente va dejando en evidencia que el mal mayor a evitar es la posibilidad de un gobierno colectivista de Pedro Castillo. Una de las cosas que sorprende a los observadores internacionales es que semejante movilización no se presentó –guardando las distancias– antes de la revolución cubana, la toma del poder por Hugo Chávez en Venezuela, los meses previos al triunfo de Evo Morales en Bolivia y menos en el desenlace a la asamblea constituyente en Chile.

En ese sentido, la movilización de las clases medias y los sectores emergentes en el Perú es un fenómeno único. Semejante movilización es una de las principales explicaciones de que el antivoto contra el fujimorismo –construido durante dos décadas– comience a diluirse junto a la eficiente estrategia que desarrolló el mando político de Fuerza Popular: el gesto y la audacia de Chota, la humanización de Keiko Fujimori y el programa para los sectores D y E.

Luego de remontar más de 20 puntos de ventaja, y cuando las distancias entre ambos candidatos comienzan a entrecruzarse, podría suceder que la ola anticomunista de las clases medias y los sectores emergentes, simplemente, amaine. Semejante posibilidad representaría una terrible noticia para los sectores que defienden el sistema republicano y las libertades políticas y económicas.

La movilización de las clases medias es la gran energía que disuelve el voto antifujimorista. El motivo: de manera espontánea e incontrolable genera organización y movilización contra el proyecto colectivista de Pedro Castillo y la coalición comunista que lo respalda. A nuestro entender, es una movilización que debería mantenerse e incrementarse hasta el domingo 6 de junio y debería permanecer en nuestro sistema político para que alimente a los partidos, las organizaciones sociales, redes y think tanks que deben fortalecer el sistema republicano.

Ahora bien, ¿por qué nuestras clases medias empiezan a ser únicas en América Latina y sorprenden a los estrategas cubanos, venezolanos y argentinos, frente a la candidatura de Pedro Castillo? En primer lugar, porque la mayoría de nuestra mesocracia y sectores emergentes ha surgido, se ha consolidado, al margen y en contra del Estado (a diferencia de los demás países latinoamericanos). En segundo lugar, porque en el Perú, durante los ochenta, se escenificaron todas las lacras y tragedias que puede causar el colectivismo y el comunismo: la hiperinflación del Estado empresario y el terrorismo genocida del colectivismo senderista.

Uno de los temores fundados de algunos sectores de la clase media es que la ola anticomunista pueda causar los efectos adversos que se presentaron durante la campaña del Fredemo a inicios de los noventa. Es decir, la saturación y ostentación en la comunicación. 

Grave error. La sociedad de la campaña del Fredemo era una con más del 60% de la población debajo de la línea de la pobreza. En ese escenario, hablar de las bondades de la desregulación de los mercados y precios frente al estatismo y el controlismo podía parecer un mensaje distante.

Sin embargo, hoy la sociedad peruana es una de clara mayoría de clases medias emprendedoras. Antes de la pandemia y de la tragedia que dejó la administración Vizcarra, la pobreza se había reducido del 60% de la población a solo 20%. En ese universo social, el 60% era clase media relativamente consolidada, un 20% estaba en condiciones de precariedad y otro 20% en situación de pobreza.

Luego de los desastres acumulados por la administración Vizcarra, la pobreza ha aumentado a cerca del 30% de la población, mientras un 50% de la sociedad sigue perteneciendo a la clase media y un 20% enfrenta condiciones de precariedad. Las cosas han cambiado, pero seguimos siendo una sociedad con mayoría de clases medias. El derrumbe del Estado que no distribuye la riqueza cobrada a los privados (a través de impuestos) y que no compra camas UCI ni vacunas, no puede cambiar la realidad de nuestra estructura social.

En este contexto, si Keiko Fujimori y Fuerza Popular desarrollan una correcta estrategia para los sectores D y E se habrán construido las dos fuerzas para cerrarle el paso al colectivismo: la fuerza de la movilización de las clases medias y emergentes y la fuerza de los sectores populares, excluidos, por el Estado fallido del progresismo.

  • 10 de mayo del 2021

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