Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
El Perú obligado a respaldar a Gabinete Aráoz
Luego de haberse rechazado la confianza al Gabinete Zavala, el presidente Kuczynski designó a Mercedes Aráoz como Presidenta del Consejo de Ministros (PCM), ratificó a la mayoría de ministros del anterior equipo ministerial, y nombró Claudia Cooper en el Ministerio de Economía, a Idel Vexler en Educación, a Enrique Mendoza en Justicia y a Fernando D´Alessio en Salud. Si bien no se trata de un real gabinete conversado, es evidente que el oficialismo ha echado mano de lo mejor a su alcance, sobre todo considerando que ha habido apertura en el sector Educación, una decisión que calmará las aguas en la oposición.
Es hora, pues, para los optimismos y las convergencias. O mejor dicho estamos obligados al optimismo y a los entendimientos. Luego de haberse rechazado la moción de confianza a un gabinete, considerar la posibilidad de la confrontación inevitablemente nos llevará al escenario de la disolución legislativa. Y ante la posibilidad de que el fujimorismo vuelva a ganar en los comicios, a un inevitable cuestionamiento de la institución presidencial. Es decir, el escenario del choque de poderes es sinónimo de la destrucción de los fundamentos institucionales y económicos del país de las últimas dos décadas. Es sinónimo de parálisis económica, de bloqueo de las inversiones, y es una manera de dejarle el país a las propuestas antisistema.
Por todas estas consideraciones, las opciones extremistas en el oficialismo y la oposición deben ser subordinadas por apuestas de entendimiento y convergencias para superar la colisión de poderes. En el oficialismo se debe abandonar la perversa idea de que el Congreso debe cambiar a los ministros y que el Legislativo debe asumir los costos de esas medidas. Ya sabemos los resultados con la caída del Gabinete Zavala. Y en la oposición se debe abandonar la peligrosa tendencia a priorizar el papel opositor, el abuso de la interpelación y la censura (como en el innecesario caso Martens), olvidando que el pepekausismo y el fujimorismo tienen programas similares y que, más allá de los enfrentamientos del primer año, están obligados a cooperar, a menos que se pretenda favorecer al antisistema.
Por todas estas consideraciones, parece muy improbable que el Gabinete Aráoz no reciba el voto de investidura del Legislativo. Sin embargo el reto de la señora Aráoz es hacer la política que no hizo su antecesor y construir los puentes necesarios con la oposición. Ninguno de esos objetivos será posible si es que se insiste con la pretensión de cargarle los pasivos de la administración pepekausa al Legislativo, sobre todo cuando las encuestas nos señalan que la caída de la popularidad presidencial es la expresión del claro descontento ciudadano.
Si logramos que el Perú organice un Ejecutivo exitoso que impulse las reformas que le permitan al país seguir creciendo a tasas altas y continuar reduciendo pobreza, y también que la oposición legislativa logre organizar esa dialéctica entre oposición y colaboración, el Perú estará blindado en el 2021 ante la amenaza antisistema que se expresó en las elecciones del 2006, del 2011 y del 2016.
Los actores y protagonistas del sistema político no deberían olvidar el crucial momento que atraviesa el Perú en su historia republicana. La actual democracia es la primera democracia inclusiva que ha incorporado a los 30 millones de peruanos en un sistema político y económico, a través del voto y la propiedad (más allá de los enormes problemas acumulados). Esta democracia avanza hacia la quinta elección nacional sin interrupciones, con cifras impresionantes de reducción de pobreza (se bajó de 60% de la población a solo 20%) y de expansión de las clases medias. Si la élite política asume su responsabilidad, el Perú empezará a abandonar esa historia de procesos inconclusos y emprenderá la ruta de continuidad y reformas que ha caracterizado a los países desarrollados.
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