La comisión de Constitución del Congreso de la R...
La estrategia oficialista de quitarle cuerpo a la desaceleración
Cuando el Presidente Humala le cargó las responsabilidades a los empresarios por la desaceleración de la economía, en realidad, estaba adelantando un tema central de las próximas elecciones nacionales. De una u otra manera, el frenazo de la economía es el nuevo personaje del escenario público y las diferentes corrientes políticas e ideológicas desarrollarán sus propias interpretaciones del fenómeno.
Cuando la inversión privada crecía anualmente en más de dos dígitos no había nubarrones ni preguntas que absolver, porque en el Perú la inversión privada representa más del 25% del PBI, en tanto que de la suma total invertida en el país el 80% es aporte privado. Pero cuando la inversión privada cayó en alrededor de 2% en el 2014 y solo reducimos pobreza en 1.2%, entonces, las interrogantes se multiplicaron. No crecemos ni reducimos pobreza como antes.
En este portal lo hemos sostenido una y otra vez. Durante los primeros dos años de administración nacionalista se intoxicaron a los mercados con el intento de restablecer el monopolio de los combustibles y en el ensayo de la reelección conyugal. Los empresarios entonces postergaron sus inversiones de mediano y largo plazo temerosos de un cambio de modelo. A estos hechos se sumaron la caída de los precios de los commodities y se gestó el actual escenario de desaceleración económica.
De otro lado, si se hubiesen ejecutado los proyectos mineros paralizados que suman US$ 21,000 millones, sobre todo, Conga y Tía María, otra sería nuestra historia. Si se destrabaran los US$ 17,000 millones proyectados en Asociaciones Público-Privadas (APP), ni el crecimiento económico ni la reducción de pobreza se habrían lentificado.
Los amigos de la izquierda, tanto intelectuales como activistas, suelen señalar que nadie pudo haber evitado la caída de la inversión privada porque el descenso de los precios de los commodities es la madre del cordero. Una sola pregunta al respecto: ¿Por qué Yanacocha en Cajamarca persiste con Conga y Southern insiste con Tía María no obstante los conflictos sociales y los frecuentes incrementos de la inversión proyectada?
La respuesta es simple como dos más dos son cuatro. Los proyectos mineros tienen rentabilidad en el país, no solo porque, no obstante la evidente caída, los precios de los minerales siguen tres veces por encima de los de los noventa, sino también porque nuestro país tiene ventajas competitivas en energía y agua para desarrollar emprendimientos mineros.
El jefe de estado y el ministro de Economía, Alonso Segura, suelen lavarse las manos en la responsabilidad frente a la desaceleración y no entienden el porqué la inversión privada sigue cayendo pese a los esfuerzos evidentes de rectificación, pues hasta se han bajado impuestos.
De alguna manera ambos no entienden que los mercados son organismos vivos que se proyectan en el mediano y largo plazo en base a información pública. Bueno, pues, lo que se ha cancelado en el mediano y largo plazo demanda otro mediano y largo plazo para que vuelva a reactivarse. Eso es todo lo que se debe entender.
Pero lo que llama sobremanera la atención es que los estrategas de Palacio quieren lavarse las manos como Pilatos y, en función de ese objetivo, asumen el discurso izquierdista y pretenden arrimarle el bulto a los privados.
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