La comisión de Constitución del Congreso de la R...
El Gobierno de Pedro Castillo y de Perú Libre se desmorona ladrillo por ladrillo por la sencilla razón de que ha desatado un proceso de destrucción de todos los avances institucionales, económicos y sociales del Perú de las últimas tres décadas. Y se desmorona en medio de una desaprobación general de las mayorías nacionales, no obstante las bravatas del último paro agrario y el anuncio de Pedro Castillo de proponer un proyecto de ley para consultar a la ciudadanía sobre una constituyente.
El Ejecutivo, Perú Libre y los asesores cubanos pretenden convertir el derrumbe gubernamental en una movilización de minorías radicales que desarrollan paros y bloquean carreteras. Pero es una pura estrategia de comunicación y desinformación. No hay estrategia ni relato que valga para explicar o justificar la tragedia de haber detenido tres décadas de crecimiento y de proceso de reducción de pobreza en menos de un año de gobierno. No hay manual que aplicar ante el desastre de convertir a una sociedad en ascenso, en camino a la prosperidad, en otra sin nuevas inversiones, sin nuevos empleos y con aumento de pobreza en curso.
Si el Ejecutivo, Perú Libre y los asesores cubanos siguen jugando a la información y a las bravatas es porque la oposición democrática y republicana se niega a construir una alternativa, una propuesta de transición política viable. El Ejecutivo se hunde y crea un enorme vacío de poder con el colapso del Estado; sin embargo, la oposición no puede llenar ese vacío. No presenta alternativa.
De allí la urgencia de organizar la transición política para superar la tragedia que ha desatado el Gobierno de Castillo. En ese sentido, la oposición, dentro y fuera del Congreso, debe ser capaz de converger en la propuesta de una nueva mesa directiva del Legislativo que asuma el proceso de transición política. La nueva mesa directiva será la encargada de convocar a elecciones nacionales y de allí la enorme trascendencia de gestar el consenso más amplio al respecto. Los protagonistas principales son las bancadas del Congreso, pero también todo el abanico opositor. Desde la derecha hasta la izquierda democrática.
La propuesta de nueva mesa directiva del Congreso, igualmente, debe avanzar con una propuesta de Gabinete de Unidad Nacional del nuevo gobierno de transición, integrado por las personalidades más destacadas del país, que representen a todas las corrientes políticas. La mesa directiva del Congreso y la propuesta de Gabinete, entonces, deben ser las imágenes de la transición política a construir.
Sobre la base de estos acuerdos debería gestarse la mayoría nacional dentro y fuera del Legislativo para superar la destrucción que está produciendo el Gobierno de Pedro Castillo. Bajo este escenario no existe argumento atendible de cualquier fuerza democrática para oponerse a la urgente salida.
En el plazo de un año el gobierno de transición deberá convocar a elecciones generales, pero el acuerdo nacional para superar la tragedia de Perú Libre debe incluir reformas fundamentales para superar la república progresista que nos ha llevado al hundimiento nacional. Entre esas reformas constitucionales están la creación del Senado y la eliminación de la absurda prohibición de la reelección congresal, que ha terminado destruyendo el sistema político nacional. Igualmente, esas reformas deben contener la transformación del sistema electoral en uno predecible y confiable para todos los sectores políticos del país.
A nuestro entender, es sobre estas bases que el Perú debe hacer la transición política a la que se opuso el progresismo, luego de la caída del fujimorato a inicios del nuevo milenio. Esa falta de voluntad de forjar un acuerdo nacional para construir una comunidad política desembocó en una guerra política, en una polarización sin precedentes –promovida principalmente por el progresismo y las izquierdas– que ha culminado en el Gobierno de Pedro Castillo, el peor y más destructivo de toda nuestra historia republicana.
La disyuntiva es simple: o nos unimos para salvar a la República o dejamos que el chavismo se apodere del país por varias décadas.
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