Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Los sectores D y E, los más excluidos del crecimiento y los mayores, bolsones electorales de la sociedad –de acuerdo a las primeras encuestas luego de la primera vuelta– perciben o consideran que el actual modelo económico es el responsable de que cerca de 10 millones de personas padezcan hambre, de que más de siete millones de personas carezcan de servicios de agua y desagüe, y que solo “los ricos" se vayan a vacunar a Miami.
A nuestro entender, esta percepción de los sectores D y E es la única explicación de las ventajas de Pedro Castillo en los sondeos. La ola anticomunista que se levanta, con justicia, en la mayoría de los sectores A, B y C, no llega a los menos favorecidos. Y, entonces, es fácil que el mensaje comunista acerca de las responsabilidades del “modelo neoliberal” en la tragedia nacional pase sin mayores resistencias.
Ante la posibilidad de que el 28 de julio se instale un gobierno comunista ortodoxo, las clases medias, los partidos y movimientos, los intelectuales (incluso Mario Vargas Llosa) convergen para detener una posibilidad que instauraría una de las noches más oscuras de nuestra historia republicana. Rafael López Aliaga, por ejemplo, acaba de anunciar una marcha nacional para el 8 de mayo y una campaña intensa en el sur. Lo mismo debería hacer en el norte César Acuña, de Alianza para el Progreso.
Sin embargo, esa responsabilidad recae principalmente en Keiko Fujimori, la candidata presidencial, quien debería organizar todas estas formas de convergencias sin que expresen una alianza explícita. Pero hay una amenaza tan gigantesca que la sociedad debe comenzar a movilizar todas sus energías y recursos si es que pretende preservar las libertades políticas y económicas.
En ese sentido, por ejemplo, debería surgir una propuesta elaborada por los economistas y el empresariado sobre cómo combatir el hambre hasta el 2021 dentro del marco de la Carta Política. Una propuesta que debería considerar la candidata, pero que debería expandirse a los miles de compatriotas que hoy no pueden comer adecuadamente (cerca de 10 millones).
Asimismo, los economistas de la sociedad deberían formular una propuesta sobre cómo salvar las miles de pequeñas empresas quebradas, sobre cómo crear empleo y qué posibilidades de alianzas público-privadas existen para llevar adelante estas iniciativas. Igualmente, los gremios empresariales y diversos economistas deberían formular una alternativa sobre cómo proveer agua potable para 3.8 millones y alcantarillado a más de siete millones de peruanos y, sobre todo, un plan inmediato para tantos millones de peruanos en este rubro hasta el 2021.
Cada sector de la sociedad debe iniciar una cruzada para salvar las libertades políticas y económicas en la patria. Las clases medias deben seguir levantando la ola anticomunista para disolver el antivoto en los sectores A, B y C, y organizar el sentido del mal menor en los sectores más excluidos de la sociedad. Los partidos y los líderes deben encargarse de una campaña en una determinada área del país. César Acuña en el norte y López Aliaga en el sur. No es la campaña de la candidata a la Jefatura de Estado, es la campaña de una sociedad que debe levantarse.
Y los empresarios deben formular propuestas de alianzas público-privadas para enfrentar los problemas del hambre, el agua, el empleo y una estrategia nacional para adquirir vacunas.
No cometamos el error de dispersar la gran convergencia nacional que empieza a surgir desde las clases medias hasta los sectores excluidos de la sociedad, todos unidos en contra de la amenaza colectivista y un Estado fallido que ha desprestigiado de manera trágica las libertades políticas y económicas.
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