Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
En declaraciones absolutamente inusuales –antes de asumir la Cancillería del Perú– el señor Héctor Béjar afirmó que la Marina de Guerra del Perú había iniciado el terrorismo en el Perú. Agregó que semejante tesis “se puede demostrar históricamente... porque han sido entrenados por la Central de Inteligencia Americana (CIA). En declaraciones anteriores, igualmente, había señalado que la guerra terrorista –que Sendero Luminoso lanzó contra los peruanos– había sido iniciada por la CIA.
El mismo Canciller –que permite que el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista Cubano, Evo Morales y Vladimir Cerrón anuncien, antes de cualquier pronunciamiento oficial, que el Perú abandona el Grupo de Lima– hoy es vinculado a declaraciones cuestionables, por decir lo menos, que revelan un desconocimiento absoluto de la historia nacional. O quizá, para ser más precisos, una lectura extremadamente ideologizada de la reciente historia, que ofende a instituciones tutelares de la República. Luego de conocerse estas declaraciones, ¿es posible que Béjar se mantenga como Canciller en las siguientes horas?
El terrorismo que bañó en sangre al Perú en los años ochenta, que sembró de cadáveres a las comunidades colgadas en las punas, a las mesocracias de las ciudades, a pobres y ricos, e incluso que golpeó a las propias puertas de Palacio de Gobierno, fue una guerra que desató un puñado de maestros y estudiantes.
Los más de 35,000 muertos que causó el terrorismo son el producto directo de una intensa crítica ideológica y cultural que desarrolló el maoísmo en las aulas universitarias, que avanzó sobre los maestros organizados en los sindicatos magisteriales y que, finalmente, llegó a las aulas de las escuelas públicas. Y decimos intensa crítica ideológica y cultural porque la guerra del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso comenzó a mediados de los sesenta con la llamada ruptura chino-soviética, en que los seguidores de la Revolución Cultural China (que causó 30 millones de muertos) calificaban a la entonces Unión Soviética de “socialimperialismo” y a los barbados cubanos de Fidel Castro como “foquistas pequeño burgueses”.
¿Por qué mencionamos estas nimiedades históricas que solo tienen interés en la tradición comunista? Porque estamos absolutamente seguros que los comunistas peruanos conocen de estos hechos; sin embargo, optan por la propaganda y la decisión de descalificar instituciones tutelares de la República.
El maoísmo, que surgió a mediados de los sesenta, sobre la base del control de los tercios universitarios, comenzó a influenciar y a controlar universidades nacionales, tal como sucedió, por ejemplo, con la Universidad de Huamanga en Ayacucho. La mayoría de las facultades de Educación de las universidades públicas fue controlada por las corrientes maoístas; y a partir de allí empezaron a apoderarse de los sindicatos magisteriales. El maestro de las aulas se convirtió en un propagandista del maoísmo.
Cuando Sendero Luminoso quemó las ánforas en Chuschi (Ayacucho) en 1980, una estructura de cuadros de profesores y alumnos le declaró la guerra al Perú. El terror primero arrasó con los tenientes gobernadores y los jueces de paz, luego eliminó a los militantes de los partidos democráticos y, finalmente, derribó a funcionarios públicos, a civiles y a militares.
¿Cómo entonces se puede afirmar que la Marina de Guerra inició el terrorismo en el Perú? ¿De dónde surgen esas tesis delirantes que tuercen de manera escandalosa la reciente historia nacional? De alguna manera entonces el señor Béjar se ha censurado por mano propia en el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores. Es imposible que continúe en el cargo. Y el presidente Castillo, como jefe supremo de las Fuerzas Armadas, debe velar por la integridad de nuestra Marina de Guerra y de los institutos castrenses y policiales.
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