Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
La Central Nacional de Mineros del Perú (Cenami), que agrupa a las organizaciones de los mineros artesanales, acaba de anunciar un paro nacional indefinido para el próximo 6 de noviembre. La media es en protesta contra de los decretos legislativos promulgados por el actual gobierno que mantienen la exclusión de los mineros artesanales de la legalidad y convierten a “la minería ilegal” en parte de los delitos de crimen organizado, tal como lo establece el Decreto Legislativo 1244 promulgado por el Ejecutivo al amparo de la delegación de facultades.
En la medida que el DL N° 1105, promulgado por el nacionalismo, señala que el minero artesanal —aquel que no cuenta con papeles y carece de los requisitos técnicos, sociales, ambientales y administrativos para ejercer la industria— se considera“minero ilegal” es incuestionable que todos los mineros informales podrán ser acusados y procesados como parte de los delitos de crimen organizado. Si a estos hechos le sumamos que el Gobierno actual ha continuado las políticas de exclusión de la minería artesanal —impulsada por Manuel Pulgar Vidal— que convierte a la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat) y el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) en entidades que subordinan cualquier política de formalización a las sanciones, multas, embargos y la correspondiente política de interdicción de activos, es incuestionable que la formalización pepekausa es un fracaso total. El Gabinete de Mercedes Aráoz se prepara, pues, a enfrentar su primer conflicto social de envergadura nacional.
Sin embargo las desalentadoras noticias sobre la minería artesanal en el Perú contrastan dramáticamente con el aliento, el apoyo y la promoción, que recibe la pequeña y mediana minería en Chile de parte del Estado y de la sociedad en general. El país mapocho es el primer productor de cobre del planeta y una potencia minera mundial. Y al igual que Canadá y Australia, no concibe la gran minería al margen de la pequeña minería.
Al respecto los congresistas Fredy Sarmiento de Fuerza Popular, Julio Rosas de APP y Sergio Dávila de PPK, entre otros, acaban de viajar a la Expo Enami 2017 —en La Serena, en la región de Coquimbo— que organizó la Empresa Nacional de Minería de Chile y se quedaron absolutamente sorprendidos sobre cómo este evento se convirtió en un espacio de reflexión entre el Estado y los productores acerca de cómo potenciar la producción minera y la incorporación de nuevas tecnologías.
Pero eso no es todo. El papel promotor del Estado de la pequeña y mediana minería chilena se expresó en la presencia de la ministra de Minería, Aurora Williams, en la Expo y en su claro compromiso con el sector. Los contrastes con el Perú desmoralizan a cualquiera. Enami hace lo mismo que las plantas de beneficio (satanizadas por el nacionalismo) en el Perú: le compra la producción a los pequeños y medianos productores. El Estado chileno reconoce que este sector crea en promedio 4.6 empleos por unidad productiva. Enami otorga créditos a los pequeños y medianos mineros hasta por US$ 100,000 con una tasa de 2.5%.
Hay cosas mucho más sorprendentes. Cada pequeño productor chileno puede producir hasta 10,000 toneladas de mineral por mes. Los más pequeños, que solo producen 5,000 toneladas, no necesitan permisos ambientales. ¿Por qué? Porque en Chile a nadie se le ocurre que la minería de socavón (que se hace en los vientres de la tierra a diferencia de la aluvial) cause problemas ambientales. En el Perú, por el contrario, la agenda “ambientalista” de la izquierda y los intereses de algunas visiones oligárquicas —que consideran que la minería solo es la gran minería, y excluyen a los productores artesanales— han demonizado la producción minera artesanal.
La experiencia chilena nos revela el empantanamiento de nuestras políticas públicas y el fracaso de la formalización minera. Mientras en Chile los pequeños y medianos mineros reciben todo el apoyo, en el Perú los mineros artesanales se preparan para una huelga indefinida contra la exclusión del minero informal de la economía de mercado. ¿Por qué arrojamos a más de 400,000 mineros artesanales, una fuerza promercado y proempresa, bajo la influencia del radicalismo antisistema? Nadie lo entiende. Todo suena a locura. ¡A reflexionar!
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