La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Luchar contra la corrupción, relanzar la minería y las APP
En una reveladora entrevista en El Comercio, el economista Gianfranco Castagnola asevera que la proyección de Apoyo Consultoría para el crecimiento del PBI del 2017 ha bajado a 3.3% y que, en términos simplistas, la inversión privada puede dividirse en tres grandes bloques: inversión en infraestructura, en minería y en el resto de sectores. En la misma entrevista, Castagnola señala que los últimos decretos legislativos del Ejecutivo traslucen una voluntad de reformas que no se veían desde hace veinte años, pero que estas no impactan porque han caído tres huaicos: el de las lluvias, el del fenómeno Trump y el terrible huaico de la corrupción.
Semejantes reflexiones nos permiten plantear que el Perú está obligado a librar tres batallas a las que ningún peruano bienintencionado puede renunciar: la batalla contra la corrupción, la batalla para relanzar la minería y la batalla para impulsar las asociaciones público-privadas (APP). A nuestro entender hablar de estas batallas es utilizar una figura más precisa para describir lo que se debería hacer para que la lucha contra la corrupción no detenga el crecimiento.
Como ha hemos señalado en editoriales anteriores, la inversión pública y privada del Perú ha venido cayendo en los últimos tres años, y si el Perú creció 3.9% en el 2016 solo se explica por la entrada en producción de importantes proyectos mineros. El aporte minero al PBI se reducirá este año y hacia el 2018 casi ni se notará. En este contexto, ¿qué sucedería si la inversión total sigue reduciéndose?
El huaico de la corrupción Lava Jato no solo ha paralizado casi la mitad de los US$ 18,000 millones que la administración PPK se había propuesto destrabar en obras de infraestructura (APP) —mientras la inversión minera está congelada—, sino que ha diluido el impacto que deberían haber tenido las reformas desreguladoras y de simplificación administrativa que lanzó el Gabinete Zavala en los últimos decretos legislativos.
En este contexto se debe dar por descontado que la inversión pública este año volverá a crecer (cualquiera puede superar al nacionalismo), pero eso es absolutamente insuficiente para impulsar el crecimiento del Perú. La única manera de asegurar una expansión económica sostenida es relanzar la inversión privada. Como se ha informado reiteradamente, en el Perú se ha venido invirtiendo alrededor del 25% del PBI anualmente, pero el 80% del total invertido es aporte privado. ¿Qué sucede, entonces, si la inversión privada sigue cayendo? La respuesta es obvia: nos acercaremos a la recesión.
De allí la enorme trascendencia de relanzar la inversión minera y las APP, dos componentes fundamentales de la inversión privada. En ese sentido, todos los peruanos debemos respaldar los objetivos gubernamentales para destrabar los proyectos mineros Tía María, la ampliación de Toromocho, San Gabriel de Buenaventura, Quellaveco, Mina Justa, Pampa del Pongo, Río Blanco y Michiquillay. Aplausos. ¿ Acaso Conga no va porque Pérez Tello se toma una fotito con Máxima Acuña de Chaupe? No debería ser así. Igualmente se acaba de anunciar un nuevo reglamento para las APP que nos debería permitir superar los yerros de los políticos y burócratas, que ha desencadenado la corrupción que hoy estalla en nuestra democracia.
La izquierda ningunea el crecimiento porque sabe que es el mejor camino para organizar un escenario en el 2021 a favor de las propuestas estatistas y anti sistema. Pero la mayoría nacional que apostó por las libertades políticas y económicas en las elecciones de los últimos quince años ha entendido la relación vital entre el crecimiento económico y la continuidad democrática e institucional.
Por eso el Ejecutivo, el Legislativo, y todos los peruanos de buena voluntad que siguen construyendo la actual democracia deberían entender que el Perú tiene que luchar contra la corrupción, pero sin detener el crecimiento. Es decir, apostando con todo a relanzar la minería y las APP.
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