Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
El pasado 11 de diciembre fracasó otro intento de solucionar el conflicto en el corredor minero del sur, en el que dirigentes del Frente Único de los Intereses de Chumbivilcas (Fudich) mantienen el bloqueo de la vía por más de 20 días. Una acción que ha puesto en jaque la continuidad de Las Bambas, una megaoperación minera que representa alrededor del 1% del PBI del país y genera alrededor de 75,000 puestos de trabajo de manera directa e indirecta. Las pérdidas suman más de US$ 9 millones al día.
El sábado 11, el viceministro de Gobernanza Territorial de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), Pablo Sánchez, se reunió con los dirigentes del Fudich y representantes de la minera Las Bambas en Chumbivilcas, con el objetivo de llegar a un acuerdo para la solución del conflicto en la zona. No hubo acuerdos por la intransigencia de los extremistas.
En los últimos días la Presidencia del Consejo de Ministros ha asumido el proceso de diálogo y las negociaciones en Chumbivilcas, luego del fracaso del equipo del Ministerio de Energía y Minas (Minem), liderado por el jefe de Gestión Social, Marco Sipán, quien, en una reunión con los sectores radicales y representantes de Las Bambas, tomó partido a favor de los intereses comerciales de los primeros y, en un acto deplorable, maltrató a los segundos.
En ese sentido, la nueva reunión del 11 de diciembre, buscaba superar el fracaso y la parcialidad del equipo del sector de Energía y Minas y explorar posibles salidas al conflicto. Sin embargo, la intransigencia de los dirigentes del Fudich y de sus asesores bloqueó cualquier acuerdo.
Las demandas de los dirigentes del Fudich son absolutamente comerciales. En otras palabras, buscan beneficiarse de contratos de mercado ejerciendo paros y violencia. Por ejemplo, exigen a Las Bambas que otorgue a la empresa de la comunidad el servicio de alquiler del 20% de todo el transporte que utiliza la operación minera (75 camiones encapsulados y 50 camionetas).
Detrás de este despropósito económico de los dirigentes del Fudich está la intención de declarar a la provincia de Chumbivilcas, zona de influencia directa, no obstante que está a más de 200 kilómetros de la operación minera. Los dirigentes radicales pretenden tener los mismos beneficios de las zonas de influencia directa; es decir, de los distritos en donde se desarrolla la actividad minera. Una locura que solo puede mantenerse con la violencia. A estas alturas, entonces, es incuestionable que las minorías radicales, ya sea por criterios ideológicos o, simplemente por criterios comerciales y estrategias extorsivas, han arrinconado al Gobierno de Pedro Castillo.
En este contexto, el Ejecutivo renuncia a ejercer la autoridad democrática y se niega a establecer el estado de emergencia en el corredor minero del sur para salvar las operaciones de las minas que producen más del 50% del cobre nacional. Y lo más lamentable: todo esto sucede cuando los precios de los minerales –sobre todo los del cobre– alcanzan niveles históricamente altos que podrían posibilitar que el Perú crezca por encima del 5%.
Asimismo, todo indica que el Ejecutivo no solo promueve el empoderamiento de las minorías radicales que bloquean y paralizan la producción minera, sino que también alienta estas situaciones. Allí está, por ejemplo, el cierre unilateral de cuatro minas, al margen de que luego el Gobierno retrocediera. Y en el caso de Las Bambas, durante la gestión de Bellido en la PCM, se aceptaron todas las demandas que ahora invocan los dirigentes del Fudich para detener la producción en Las Bambas y afectar a los pobres del Perú.
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