Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Es incuestionable que el sistema republicano ha sido empujado a una encrucijada en que los electores deben definir si preservan el sistema de libertades políticas o económicas –vigentes en las últimas dos décadas– o si enrumban hacia el camino chavista, estatista, que aplasta las libertades y convierte a una sociedad en una fábrica de pobreza. La disyuntiva es clara.
Pero esta claridad que se advierte en el desarrollo de la campaña tiene que ver con la decisión de Perú Libre y de Vladimir Cerrón, líder de este movimiento bolivariano, de no dorar la píldora a nadie, de abandonar las estrategias cosméticas de la izquierda progresista limeña y de los movimientos de VeróniKa Mendoza y Marco Arana. Perú Libre no cede y no habrá Hoja de Ruta ni gestos como los de Mendoza, quien, ante la falta de votos en la última semana de los comicios, de pronto se volcó a favor de las inversiones mineras, no obstante que su movimiento nació y se desarrolló en contra de la inversión minera.
La decisión de Perú Libre, entonces, acrecentará la polarización ideológica en la campaña electoral y los electores tendrán la oportunidad de decidir su voto alrededor de modelos de sociedad. Una elección parecida se presentó en las elecciones del 2006, en la que un Humala joven, de polo rojo, se negaba a esconder sus relaciones con Venezuela y Hugo Chávez.
La propuesta de Perú Libre y Pedro Castillo tiene un tufillo a favor de lo rural y en contra de la Lima clasemediera, a favor de lo andino y en contra de una Lima mucho más criolla. Sin embargo, esos eventuales prejuicios no tienen la menor posibilidad de prosperar, porque Lima es la ciudad más andina de todo el territorio (por las migraciones). Utilizando una figura, los Andes se han trasladado a Lima.
El debate entonces se focalizará en el modelo económico y la asamblea constituyente. Si se revisa el ideario y programa de Perú Libre, que se presentó ante el JNE y en el que aparece el rostro de Cerrón, entonces no existe la menor duda de que la propuesta del lápiz representa el chavismo estatista (velasquismo), que empobreció trágicamente al Perú en los setenta y los ochenta, y que explica la actual tragedia de Venezuela.
Y el sujeto principal de la propuesta de Perú Libre es “el Estado- empresario”. En el mencionado programa, luego de dejar en claro la propuesta de una asamblea constituyente para redactar un régimen económico anticapitalista, la palabra “estado” se convierte en un estribillo al infinito. Por ejemplo, se habla de Estado regulador de mercado; de un Estado interventor, planificador, innovador, empresario y protector; de un Estado redistribuidor de riqueza; de un Estado industrializador; de un Estado nacionalizador; de un Estado revisor de contratos; de un Estado priorizador de la demanda interna; de un Estado que cambie la preferencia por la estabilidad macroeconómica por un Estado que prefiera la estabilidad microeconómica del hogar. En otras palabras, un Estado sin BCR que se convierte en un yugo a favor de la estabilidad macroeconómica.
En el programa de Perú Libre, entonces, el Estado se ha convertido en un dios que la sociedad debe venerar, adorar. Al respecto vale recordar que por el modelo del Estado empresario más del 70% de la población se empobreció en el siglo pasado, y las más de 200 empresas estatales eran enormes fábricas de déficit fiscal. Y como en ese entonces, no había “la esclavitud del BCR”, los gobiernos emitían moneda sin valor hasta desatar la terrible hiperinflación que estremeció el país a fines de siglo.
El Perú se había vuelto un mendigo harapiento que tenía -US$ 100 millones en reservas internacionales. Y de pronto, el dinero que se había ahorrado para comprar un auto, al día siguiente no alcanzaba para la compra de la semana. Las empresas estatales comercializaban arroz, azúcar, leche, y el Perú fue el precursor latinoamericano de las colas chavistas. La gente se mataba por un kilo de arroz y se sacrificaban los perros, gatos y loros para alcanzar la proteína del mes. Varias generaciones fueron aniquiladas por la desnutrición. Y como el colectivismo económico nunca viene solo, apareció el terrorismo senderista que ensangrentó el país.
Las presentes elecciones, pues, podrían convertirse en un enorme taller ideológico para hacer pedagogía en la ciudadanía y desterrar para siempre los sentidos comunes que el progresismo taimado ha logrado construir en la sociedad a favor de las fórmulas anticapitalistas. Reza un dicho que cuando más oscura es la noche, más cerca está la luz de la mañana.
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